La tesis de este magnífico trabajo de investigación de la escritora francesa Viviane Forrester (1925-2013), es que gran parte del trabajo que estábamos utilizando para “emplear a la gente y tenerla entretenida”, ha desaparecido por su inutilidad, por la presencia de la inteligencia artificial y los robots y, por tanto, no volverá nunca más a ocupar a personas en trabajos absurdos e inútiles. No se trata de una crisis laboral sino de una mutación de la civilización occidental.
La mayor parte del nuevo empleo de nuestro tiempo está concentrado en el llamado autoempleo, es decir, aprovechando el nuevo mercado global y por tanto la necesidad de poner en contacto las necesidades del mundo entero, con las ofertas del mundo global.
Otra parte del trabajo se dedica a los emprendedores, a los creativos que ven diseños nuevos, ideas nuevas, oportunidades de modo que aparecen trabajos nuevos dentro de la imaginación humana.
Evidentemente, el mundo de la mercaduría, de la creatividad siempre se mantendrá como trabajo útil y necesario para inter- relacionar las sociedades de nuestro tiempo en el mundo entero.
Lógicamente, siempre quedará el inmenso mundo del turismo, de los viajes, la hostelería, el descanso, la producción artística, de modo que cada vez habrá una oferta cultural más amplia, para abastecer a una civilización que trabajará media semana y descansará la otra.
El libro es profundamente realista y desenmascara falsas ilusiones y pretende desenmascarar explotaciones del hombre por el hombre que pretende llevar a la exclusión de muchos por la mayoría (20).
Esta investigación nos recuerda el crecimiento inmenso de las multinacionales que tiene presupuestos más grandes que los de muchos países de occidente y por tanto terminarán por gobernar el mundo.
Asimismo, la nueva economía de mercado es compatible con miles de trabajadores-empresarios anónimos que constituyen la nueva clase empresarial en la economía privada, silenciosa que actúa como antiguamente el mercado negro (33).
Ciertamente, lo que ha desaparecido para siempre son las fabricas de obreros que reunían a miles de operarios con sueldos de hambre, lo que se llamaban los proletarios. También han desaparecido los profesores aburridos que dictaban sus apuntes para no tener que pensar, pues sencillamente las clases las impartirán los que saben y todo funcionará por nivel de competitividad: ¡Por fin!
José Carlos Martín de la Hoz
Viviane Forrester, El horror económico, Fondo de culturas económica, México 2021, 166 pp.