Hace unos días, el 3 de junio 2024, el Papa Francisco recibía en audiencia a los participantes en un foro de especialistas para el estudio del desarrollo económico, denominado: "Diálogos para unas finanzas integralmente sostenibles", que ha puesto en marcha la Fundación “Centessimus annus, pro Pontifice”, en colaboración con la Fundación italiana “Prospera-Progetto Speranza”.
Se trata de un programa de investigación desarrollado en Milán durante los últimos años que busca establecer un fructífero diálogo entre los interlocutores sociales, económicos y antropológicos para mejorar y alcanzar un verdadero desarrollo de la persona humana y el fundamento ético.
Es interesante comprobar los ambiciosos objetivos que les ha propuesto el Romano Pontífice al mundo de las finanzas y a la dirección de las empresas, planes de crecimiento y viabilidad: nada menos que hacer el bien y difundir el bien personal y social.
En definitiva, el santo Padre ha puesto delante de sus ojos los principios fundamentales de la doctrina social de la Iglesia encaminados al desarrollo de la dignidad de la persona humana y la creación de empleo. Es decir, que para que esa doctrina social "puede representar una brújula", previamente "es necesario ser capaces de observar el funcionamiento de las finanzas, para denunciar las debilidades e imaginar medidas correctoras concretas"-
Resulta de un gran interés que el Santo Padre se haya referido a beneméritas instituciones que puso en marcha la Iglesia en el siglo XIX y antes como los círculos obreros, las cajas de ahorro y los Montes de Piedad, que fomentaban el ahorro entre las clases menos favorecidas y facilitaban el crédito: "Fueron un gran incentivo para ayudar a los más pobres sin caer en la lógica del bienestar, y favorecieron los préstamos para permitir que la gente pudiera trabajar y redescubrir a través de la propia actividad, la justa dignidad".
Finalmente, el Santo Padre se refirió expresamente a los principios teológicos, económicos y jurídicos que puso en marcha la Escuela de Salamanca Entre otros ejemplos, se refirió al Siglo de Oro español y a los teólogos españoles del siglo XVI, que iluminaron toda la primera globalización de ese tiempo en Europa y en el mundo. Les alabó comentando que fueron capaces de "dar valoraciones éticas", pidiendo "acciones precisas de cambio para el bien común". Un ejemplo que, según Francisco, sigue siendo vigente de cara a la generación de "un cambio de paradigma".
Finalmente, recordó a todos los presentes que valoraran cada persona humana y procuraran entender cada vez mejor cómo funcionan los procesos financieros para lograr reducir la desigualdad social y entre los pueblos del mundo. Enseguida pidió que los políticos tuvieran más presente la importancia de la ética y la justicia social: “El dinero debe servir y no gobernar” con medidas concretas.
José Carlos Martín de la Hoz