El Primado de Pedro

 

Desde que el papa san Juan Pablo II publicara aquella inolvidable Encíclica “Ut unum sint”, sobre el ecumenismo (25 de mayo de 1995), no se ha dejado ni un solo día de rezar en toda la Iglesia Católica por esa importantísima intención, de modo que todos los cristianos nos hemos sentido impulsados a avanzar en la anhelada unión de toda la Iglesia bajo un solo pastor.

Precisamente, uno de los elementos clave de ese documento trataba del estudio del ejercicio del Primado del Santo Padre a lo largo de la historia, pues se deseaba subrayar el primado del papa como un camino ecuménico hacia la mejor y mas profunda comprensión de ese primado, no solo de honor, sino de verdadero y auténtico servicio a todas las Iglesias.

La investigación del ejercicio del Primado en el primer milenio que propiciaba el documento, recordaba aquellos difíciles tiempos en los que la Iglesia hubo de afrontar grandes penalidades tanto del interior de la misma esposa de Cristo como del enemigo exterior.

Es decir, las muchas y complejas herejías, cismas, incomprensiones internas entre las diversas comunidades que constituyeron la Iglesia de Jesucristo y las propias dificultades suscitadas durante la implantación de la Iglesia dentro de la civilización occidental alrededor del mediterráneo. Asimismo, sucedieron desde fuera de la Iglesia, pero contra ella, graves persecuciones de los romanos, las terribles invasiones de los pueblos germanos y tártaros, la decadencia del imperio y, finalmente, el Islam que provocaron gravísimas penalidades a los cristianos del primer milenio.

Ambas dificultades, de dentro y de fuera, fueron sin embargo ocasión de fortalecimiento en el interior de la Iglesia, cuando se respiraba con los dos pulmones y cada parte del imperio aportaba sus sensibilidades y acentos, pero ambas miraban  a Roma desde los lejanos Patriarcados o desde las Islas Británicas, no como a un simple Patriarca de Occidente, verdaderamente, sino como el digno sucesor de Pedro para buscar en su fundamento la unidad en la fe, de las tradiciones, de la Escritura y, en definitiva, en la identificación con el tesoro del Evangelio.

En el documento que ahora recordamos se aportan muchas luces teológicas acerca del ejercicio del Primado de Pedro tanto como fruto de la profundización histórico, escriturística, jurídica y teológica sobre esa figura. Vale la pena leer las palabras de la Congregación firmadas por su Prefecto y el Secretario de la misma. Asimismo, los autores que se han añadido comentan los textos desde diversos ángulos y todos ellos concluyen que efectivamente en el ejercicio del primado en la actualidad hay una impresionante continuidad respecto al primer milenio y una verdadera actualización de lo que fue y es el ministerio Petrino desde siempre.

José Carlos Martín de la Hoz

Congregación para la doctrina de la fe, El primado del sucesor del Pedro en el misterio de la Iglesia, Consideraciones de la Congregación para la doctrina de la fe. Comentarios de Pesch, Minnerath, Rodríguez, Ocáriz, Goyret, Sicari y Bux, ediciones Palabra, Madrid 2003, 279 pp.