El profesor Carlo Ginzburg,
publicó en 1976, un interesante trabajo sobre el molinero Dominico
class=SpellE>Scandella, denominado por sus paisanos Menocchio.
La vida sencilla de aquél hombre de los Alpes del Venetto,
se hizo, desde entonces, famosa. El motivo de haber prestado tanta atención a
un personaje tan oscuro de finales del siglo XVI, se debió a haber muerto
ajusticiado después de un proceso inquisitorial llevado a cabo en
class=SpellE>Friuli en 1601.
Es muy interesante el grado de conservación del expediente,
las anotaciones del Inquisidor de Friuli, el tiempo
dedicado y las pesquisas que se hicieron. También es llamativa la presencia, en
el tribunal, no solo del Inquisidor, sino también del Vicario general de la
diócesis y, más aún, del alcalde de la localidad.
Los largos interrogatorios y, sobre todo, las extensas,
prolijas y contradictorias declaraciones del molinero, muestran el grado de
ignorancia de la doctrina cristiana de aquél hombre, una ignorancia que además
era atrevida. Es importante subrayar esto, pues el objetivo fundamental del
proceso inquisitorial era determinar si había herejía y, en caso positivo,
explicar detenidamente la cuestión que fuera, para ayudar al reo a
arrepentirse. Estaba en juego la
salvación del alma del reo y de los miembros del tribunal. De ahí que en los
procesos inquisitoriales de la época la mayor parte terminaban en absolución.
style='mso-tab-count:1'> Así pues, la mayoría de los procesos
inquisitoriales, se convirtieron en procesos de formación de cristianos. Muchos
de ellos, conocían escasamente el catecismo y vivían unas prácticas de piedad rutinarias
Es interesante la mentalidad de este molinero
style='mso-spacerun:yes'> que "Negaba que Cristo hubiera muerto en la
cruz para redimir a la humanidad" (p.53).
style='mso-spacerun:yes'> Muchas de las afirmaciones muestran que aunque
tenía libros en su casa y cita algunos, es claro que fueron lecturas mal
digeridas (pp.117-121). Su carácter discutidor, mostraba que, a veces,
style='mso-spacerun:yes'> la ignorancia es atrevida. "El inquisidor, el
Vicario General y el alcalde de Portognaro debieron
de quedar boquiabiertos ante un molinero que con tanta seguridad y agresividad
exponía sus propias ideas" (p.54).
Lo que más se resalta en las declaraciones del molinero es
la clara desconfianza que tiene hacia clero, tanto del que conocía en el pueblo
como de las altas instancias, de las que habría oído criticar. Por ejemplo,
dice: "Todo es de la Iglesia y los curas, que oprimen a los pobres, los cuales
si tienen dos campos alquilados son de la Iglesia, de tal obispo, de tal
cardenal" (p.60). Y esta otra afirmación: "No existe diferencia alguna entre
clérigos y laicos y el sacramento de la ordenación es una mercancía. Como todos
los sacramentos y leyes de la Iglesia: mercancías, invenciones con las que los
curan medran" (p.61)
Estos trabajos acerca de la gente sencilla, son
interesantes para conocer la mentalidad del pueblo y explican la extensión del
protestantismo en Europa central en pocos años.
style='mso-spacerun:yes'> Como recuerda el autor: "En el complejo cuadro
religioso de la Europa del siglo XVI, se aproximaría, en muchos puntos, fundamentalmente,
a la posición de los anabaptistas" (p.63)
La continua
reedición de este trabajo permite dar a
conocer como actuaron los tribunales inquisitoriales de otros países, y plantea
la pregunta: ¿Qué sabían aquellos hombres
y mujeres realmente?
José Carlos Martín de la Hoz
Carlo GINZBURG, El queso y los
gusanos. El cosmos de un molinero del siglo XVI, ed. Península, Barcelona 2009,
297 pp.