El Sínodo de la Amazonía

 

El Sínodo de la Amazonía, como otros muchos Sínodos celebrados en la Santa Sede, son un instrumento de gobierno de la Iglesia Universal para desarrollar la Iglesia en el mundo entero. Son convocados por el Santo Padre y contienen un estudio previo en el que participan todas las conferencias episcopales del mundo entero y las ordenes y congregaciones religiosas, instituciones, etc.

Asimismo, el papa convoca a unos peritos o expertos a Roma donde tiene lugar las sesiones presenciales del Sínodo, para que den su opinión en voz alta sobre la materia y asistan a reuniones por grupos y sesiones plenarias. Finalmente, el Santo Padre, con los organismos competentes de la Santa Sede, publica una Exhortación postsinodal

Los temas abordados en el Sínodo de la Amazonía abarcaban cuestiones muy variadas; algunas muy técnicas sobre programas de catequesis y de inculturación y desarrollo para ayudar a las comunidades indígenas a llegar a los sacramentos y a vivir en plenitud su vida cristiana en la selva, a la vez que proporcionarle una incorporación a la cultura occidental sin perder su lengua, sus costumbres, en respeto con el medio ambiente, en la línea de la Encíclica del papa Francisco Laudate Si, etc.

También se ha hablado de problemas doctrinales importantes como los rituales animistas, prácticas religiosas ancestrales, invocaciones a divinidades indígenas, culto a los muertos. Asimismo, modos de vida incompatibles con las buenas costumbres como el incesto, la poligamia, etc. También se han abordado problemas de un gran calado, como el modo de formar a todos los cristianos en la teología de la creación, respeto a la naturaleza, defensa del medio ambiente, así como cuestiones tan importantes como la formación cristiana de los laicos, el modo más adecuado de formar sacerdotes indígenas, seminarios interdiocesanos, la decisión de favorecer que regresen a las diócesis de origen los presbíteros indígenas, e incluso se ha planteado si, para favorecer la ordenación de sacerdotes, se podría permitir la ordenación de hombres casados (viri probati), facilitando teóricamente, de ese modo que quizás, pudiera haber más candidatos al sacerdocio.

Finalmente, el documento publicado por el Santo Padre recoge la doctrina tradicional de la Iglesia acerca de la trasmisión de la fe y la vida cristiana completa y actualizado en esas comunidades y mantiene la tradición de la Iglesia Católica del celibato sacerdotal: es decir, la esperanza de que el Espíritu Santo enviará suficientes vocaciones célibes, de indígenas y de misioneros, para mantener en la fe esas comunidades y extenderlas.

La práctica del celibato en la Iglesia Católica de rito latino para todos los clérigos y en la Iglesia de rito oriental del celibato para los eparcas y la mayoría de los sacerdotes, sigue siendo muy conveniente y ha dado abundantes frutos de santidad y de fecundidad apostólica a lo largo de la historia, cuando quedó definitivamente fijada por el magisterio de la Iglesia en el siglo IV y ha llegado incólume hasta nuestros días.

José Carlos Martín de la Hoz

Papa Francisco, exhortación apostólica postsinodal «Querida Amazonia». Roma 12.02.2020.