El catedrático y profesor de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz, de Teología Moral fundamental, Ángel Rodríguez Luño (Madrid 1951), aborda en el breve trabajo que ahora presentamos, una sencilla introducción a los grandes temas de la ética política o social.

En primer lugar, nos recuerda que la clave de la ética especial o social, puede ser muy sencilla en cuanto a la exposición de sus principios y, en cambio, extraordinariamente compleja en cuanto a su aplicación a lo largo de la historia y, sobre todo, su inculturación en las diversas civilizaciones.

Evidentemente, para Hobbes, utilizando los mismos conceptos que Domingo de Soto va a llegar a concepciones radicalmente distintas de la sociedad, pues partir de una estructura social extraordinariamente convulsa y dividida, donde el pacto social que incluye la pérdida de la libertad se realizaría en aras a la adquisición de cierta paz social (51) y se propone como última solución. Pero, inmediatamente se producirá el absolutismo y la tiranía: “la experiencia del absolutismo político hizo comprender que si bien el absolutismo podía defender la vida, una vida sin libertad no es una vida humanamente digna y que, por otra parte, es perfectamente posible garantizar la paz social y el orden público sin sacrificar la libertad” (55).

Respecto a la generalización democrática en la que habitualmente se desarrollan nuestros parlamentos y constituciones en la Europa comunitaria, conviene recordar con Rodríguez Luño las amenazas que actualmente se están cerniendo sobre el frágil sistema, pues democracia y relativismo filosófico son polos diametralmente opuestos y acaban por favorecer el deterioro de las instituciones (64).

No olvidemos que la democracia occidental conlleva una fuerte carga de pensamiento de siglos y una cultura muy trabada sobre la dignidad de la persona humana, el desarrollo económico y la función social de la propiedad. Enseguida aflora la cuestión de la justicia, pues “la convivencia y la colaboración entre personas libres solo es posible si estas, reconociéndose mutuamente como iguales, consienten en erigir la justicia como regla de sus acciones. Esta consiste en dar a cada uno su derecho, dar o respetar lo que es suyo y le es debido: la vida, la libertad, los bienes de los cuales es legítimo propietario, la fama, etc.” (65).

Inmediatamente hemos de caer en la cuesta que la sociedad del bienestar ha caído en una crisis profunda (75) por lo que el nuevo sistema que surja y dirija las grandes líneas políticas y económicas del nuevo sistema emergente deberá señalar la cuestión clave:  la alteridad y la dignidad de la persona humana.

Son  muy interesantes las páginas que el autor dedica a exponer su concepto de libertad solidaria o libertad que desea el bien común, que estima la dignidad de la persona humana, que emplea su energía en un desarrollo sostenible, real pero social que crea empleo y que forma personas honradas (90-93).

José Carlos Martin de la Hoz

Ángel Rodríguez Luño, Introducción a la ética política, ediciones Rialp, Madrid 2021, 168 pp.