Fruto de la desconfianza

 

La lectura detenida del extenso trabajo de investigación del profesor Antonio Castro Zafra, historiador y periodista, produce en el alma del lector una profunda desazón, pues se trata, indudablemente, de una investigación concienzuda pero, a nuestro modo de ver, completamente desenfocada, pues la historia de la Iglesia desde el año mil hasta nuestros días, es presentada exclusivamente desde el ángulo de la animadversión hacia la Iglesia católica y, sobre todo, del papado, con una interpretación falsificada de la realidad: “Historia política del papado” (13).

Lo más doloroso de la cuestión, es que este largo estudio ya fue publicado por primera vez en 1987 y, desde entonces el autor continuó añadiendo más materia y el mismo enfoque hasta su muerte en 2011. En efecto, el profesor Castro Zafra debió de perder la fe en la Iglesia cuando asistió como periodista al Concilio Vaticano II, pues su obra muestra una profunda desconfianza acerca de la naturaleza espiritual de la Iglesia (39), abstrayendo de los hechos de la manera radical el convencimiento de que solo existe desde el siglo mil en la Iglesia la institución civil de poder del papa y de sus colaboradores que impone a sangre y fuego su roll de modo que pueda mantenerse un discurso externo con cierto ribetes espirituales, pero un verdadero y único discurso interno encaminado a asegurarse en el poder y en su continuidad hasta el día de hoy (43).

Desde las primeras páginas de su trabajo hasta el final, el profesor Castro Zafra va a detenerse en multitud de asuntos de la condición más variada con un único y exclusivo objetivo, confirmar y corroborar su teoría política y de poder del papado y convertirla en el único dogma de la Iglesia: todo parece una cuestión de acumulación de dinero, herencias, legados (44).

Este aspecto radica el origen de la desazón que causa en el lector, pues es tan sumamente radical, desagradable y manipulado que causa rechazo de inmediato su teoría a poca historia que se haya leído y a poca amistad que se tenga con cristianos vecinos, sacerdotes o laicos, pues repugna a la razón tanto engaño y falsedad durante tantos siglos. Es verdaderamente imposible que la Iglesia, como institución, haya podido subsistir y mantener la continuidad del credo, de la fe en los sacramentos y de la caridad inalterables desde hace veinte siglos (47).

Evidentemente, ha habido cristianos incoherentes, apostatas o personas que han vivido su fe pobremente, que han cometido errores, pues ya le decía don Quijote a Sancho Panza: “de los hombres salen los obispos”, pero también ha habido santos y hombres que se han arrepentido. Ni siquiera Maquiavelo en su famoso tratado sobre el príncipe, apunta una táctica tan radicalmente sibilina como la que proclama el profesor Castro. Desgraciadamente, ni siquiera los hechos investigados por Castro arrojan ninguna luz aprovechable, ni tampoco documentación fiable que pueda ser de interés para los investigadores, pues todo está desfigurado y manipulado y tampoco aporta nuevas fuentes, sino un solo ángulo de visión. Se recomienda la lectura de “Fratelli Tutti” para conocer el pensamiento y el proyecto de la Iglesia para el mundo: difundir la caridad.

José Carlos Martín de la Hoz

Antonio Castro Zafra, Los círculos del poder, ediciones Sílex, Madrid 2020, 837 pp.