Hiperactividad y contemplación

 

Los filósofos de la Escuela Crítica de Frankfurt (Horkheimer, Habermas y Harmut Rosa) denominan aceleración a la alienación que produce en los individuos el sistema económico. El sistema productivo necesita cada vez de un mayor consumo para mantenerse en funcionamiento, aumentar los salarios, los beneficios y mantener los puestos de trabajo (Rafael Gómez Pérez, Aceprensa nº 23, nov.2023).

Harmut Rosa ha puesto en circulación el concepto de resonancia como opuesto a la aceleración. La resonancia provoca en el sujeto un sentimiento de dependencia de algo que está por encima de él, conforme con su propia naturaleza y no valorable económicamente. El autor menciona el amor, pero también el arte, la naturaleza o la religión. Pone como ejemplos de resonancia al budismo o a ciertos pueblos indígenas que divinizan la tierra; para Occidente, en cambio, la naturaleza es un elemento más en el proceso productivo, susceptible de transformación, incluso con perjuicio para los seres vivos.

También menciona Rosa el New Age o la astrología: "La idea de que los astros están ligados a la personalidad profunda -afirma- corresponde exactamente con mi definición de resonancia". En consecuencia, podemos definir la resonancia como un sentimiento de afinidad y dependencia de algo exterior al sujeto, con el que pretende explicar y dotar de sentido a su vida. El hombre contemporáneo -al igual que el primitivo- reconoce que hay fuerzas que están por encima de él, que le condicionan, que no puede manejar y por ello se rodea de astrólogos, echadores de cartas, horóscopos y fetiches de la buena suerte. Visto ese planteamiento -escribe Gómez Pérez- "las posturas de Horkheimer, Habermas y Rosa tienen en común, desde la no creencia, una cierta condescendencia con la religión".

Jürgen Habermas en diálogo con el cardenal Ratzinger, había dicho que "los ciudadanos secularizados no deben negarles en principio a las visiones religiosas del mundo un potencial de verdad, ni a sus conciudadanos creyentes el derecho a hacer aportaciones a los debates públicos, utilizando un lenguaje religioso" (Aceprensa nº 23, pág.24). La expresión en principio y la condescendencia con la que se expresa el autor hacia los creyentes son estremecedoras. Es el antidogmatismo dogmático. ¿Qué pasa con los derechos humanos? ¿No amparan también a los creyentes? Por otra parte ¿qué es lo que pretende reconocer Habermas: el derecho a hacer aportaciones al debate público o a utilizar un lenguaje religioso?

Rafael Gómez Pérez reconduce la resonancia con la naturaleza a la oración, la contemplación y el silencio; si damos dos pasos para apartarnos de una visión exclusivamente económica de la existencia, reconocemos que los hombres, tanto ayer como hoy, siguen buscando aquello que desean y no alcanzan: una paz íntima. "Nos hiciste Señor para Tí -exclamaba San Agustín hace dieciseis siglos- y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en Tí". El articulista recuerda al filósofo coreano y alemán Byung-Chul Han, autor de Loa a la tierra y Vida contemplativa; católico y no ve incompatibilidad entre la fe y la filosofía. Considera que no es que hayamos perdido la fe en Dios, sino que por la hiperactividad (y los pueblos japonés y coreano son los más hiperactivos del mundo) se ha perdido la capacidad contemplativa.

Juan Ignacio Encabo Balbín
Gómez Pérez, Rafael, Aceprensa nº 23, noviembre 2023.