Historia de los exiliados

 

En el volumen que ahora presentamos, el profesor de la Universidad de Barcelona, Alfonso Calderón Argellich, recoge el resultado de una profunda investigación acerca de la historiografía del siglo XVIII español, fundamentalmente elaborada por autores fuera de España o españoles en el exilio y para el exilio, por lo que aporta una óptica diferente de los tratados clásicos de la materia.

Por otra parte, hay que señalar que la obra se presenta como profundamente innovadora y radicalmente novedosa, tanto por las fuentes aportadas como en la nueva visión de los hechos de la extrañamente denominada por algunos la “ilustración española”.

En efecto, es interesante la visión de los exiliados, sobre todo por las fuentes que utilizan y, por tanto, distintas y, en el caso los ingleses siempre suelen exaltar y subrayar su propia ilustración por encima de la francesa.

Asimismo, el autor aporta extensamente el ángulo de la Ilustración por parte de los españoles llamados afrancesados, por lo que tenderán a magnificar las raíces de la revolución francesa de los afrancesados y, al aportar, su visión de España, siempre exagerarán la importancia de la Iglesia en la vida política, de las instituciones eclesiásticas y especialmente de la Inquisición que ya era una sombra de lo que fue. Esto sencillamente es así porque no entendían ni la mentalidad, la profundidad y claridad de la fe que tenían los católicos españoles frente a los franceses.

Asimismo, el conjunto de la obra aporta luces sobre la visión de los monarcas españoles que por miedo a perder poder nunca captaron, ni aceptaron ni los movimientos de soberanía popular, ni las Cortes a las que veían solo como trabas y objeciones y no como instrumento del buen gobierno y el progreso.

El autor se detiene a glosar extensamente, el error de los reyes de no haber desmembrado a tiempo América en diversos reinos, gobernados por linajes de la familia real española, sobre los que hubieran realizado una tarea de apadrinamiento como Luis XIV lo hizo con Felipe V, lo que añade que a la postre hubiera redundado en el propio beneficio de la metrópoli.

Evidentemente, el liberalismo no había entrado en España, ni la democracia parlamentaria, ni tampoco las necesarias transformaciones económicas que ya triunfaban en Europa, aunque las asociaciones económicas de amigos del país imitaban el asociacionismo inglés.

Finalmente, la visión de este autor no contribuye a aclarar la cuestión de la expulsión de los jesuitas y la posterior supresión de la Compañía. Este es un asunto que sigue siendo complejo, no tanto por las relaciones de Carlos III con la masonería que ya está clarificado que no tuvo nada que ver, sino más bien falta por clarificar el porqué de la débil actitud de las demás grandes órdenes y congregaciones religiosas que no se manifestaron claramente a favor de la Compañía.

José Carlos Martin de la Hoz

Alfonso Calderón Argelich, Olvido y memoria del siglo XVIII español, ediciones cáterda, Madrid 2022, 352 pp.