Humor e historia

 

Una de las facetas más importantes de la convivencia, de las relaciones humanas, de la amistad y de la veracidad de las culturas en el occidente cristiano, desde hace más de veinte siglos, es la importancia que se ha atribuido a la alegría y al buen humor pues, ambas, denotan verdadera madurez en los juicios y criterio certero para juzgar las situaciones desde el ángulo de la persona humana formada en la confianza en Dios y en la dignidad del ser humano.

Entre las últimas novedades editoriales que destacan en la mesa correspondiente a los ensayos en las librerías importantes de Madrid, está el libro publicado por el siempre inquietante filósofo inglés Terry Eagleton quien, con el paso de los años se va confirmando como un intelectual de vanguardia, de punta, tanto en la crítica literaria como en la producción de libros de pensamiento de fondo.

En su último ensayo traducido al castellano, aborda la cuestión del buen humor y del optimismo, esenciales en los países de raíces cristianas dónde hay salvación, promesas de cielo y, por tanto, promesas de una vida sana, feliz y conforme con la naturaleza entregada por Dios al hombre; es decir, el buen humor vendría a ser un verdadero “regalo” inmerecido para la sociedad (188).

Indudablemente, por su pericia y formación, el mejor capítulo escrito por el profesor Eagleton, de los cinco incluidos en este volumen, es, a nuestro modo de ver, el dedicado a la relación entre historia y buen humor, pues es una manera de mostrar cómo en todas las épocas ha habido suficiente amor a la verdad y suficiente altura intelectual y humildad para pasar del género trágico al cómico (116).

De hecho, en esta obra, el autor va a dedicar la mayoría de su investigación a muchos escritores clásicos ingleses de los siglos XVIII hasta la actualidad,, así como a los diversos géneros literarios que mejor domina, pues esa es su profesión, pero puede desconcertar al lector extranjero, por ejemplo, el latino, incluso llegar a aburrirle, tanto nombre y comentarios de ambientes desconocidos que pueden provocar un cierto desinterés, sobre todo cuando desciende a excesivas pormenorizaciones (148).

Con todo atrevimiento y sin empacho, Eagleton crítica a autores importantes como Bergson, para quien la alegría es la “anestesia momentánea del corazón” (60) y, por supuesto, a otros agnósticos empedernidos que no ven ninguna gracia ni a la vida presente, ni a la posible vida futura. Gracias a la risa y a las bromas podemos tomar un poco de distancia de los problemas y reírnos de nosotros mismos.

Como afirmaba Samuel Jhonson, solo en el teatro los espectadores siguen siendo conscientes de quiénes son y dónde están (82). A lo que habría que contestar que en la vida cotidiana basta mirar al cielo y suspirar.

Desde luego, Eagleton no ha conseguido un libro sistemático, ni ha redactado un manual dedicado a la risa, pero si ha logrado que el lector disfrute, lo pase bien mientras lee, e incluso estalle en una carcajada en muchos momentos de la lectura (87-95).

José Carlos Martín de la Hoz

Terry Eagleton, Humor, ediciones Taurus, Madrid 2021, 213 pp.