Iglesia española y II República



El investigador y escritor Victor Manuel Arbeloa, autor con el Padre Batllori
de las obras completas del cardenal Vidal i Barraquer,
es un experto en las relaciones Iglesia y II República. Ediciones Encuentro,
acaba de reeditar su trabajo, publicado en 1976 sobre la semana de discusiones
parlamentarias, acerca de los artículos anticatólicos de la Constitución de
la II
República
, En este
trabajo afronta una de las épocas más duras de la historia de España. Como
refleja bien un columnista de esos días: "Todos los insultos y todas las
calumnias contra la Iglesia acumuladas durante mucho tiempo en las más bajas
propagandas anticlericales han sido vertidas en las Cortes Constituyentes"
(p.247).


El trabajo deja hablar a los protagonistas: dignatarios
de la Iglesia, miembros del gobierno, parlamentarios, prensa de esos días, etc.
En estas páginas se refleja magníficamente el pensamiento de los grupos
parlamentarios de aquellas Cortes que no representaban la realidad del país,
pero sí mostraban con toda su crudeza las diferentes posturas contra la Iglesia
que existían en esa época en España.


El resultado, como es conocido, fue una Carta Magna, que
no podía ser instrumento de concordia y pacificación, pues nació contra la voluntad
de la mayoría de los ciudadanos. Una vez más, en conexión con el siglo XIX, una
pequeña minoría intentó corregir el rumbo de un país pretendiendo mediante
Constituciones, una evolución. "Puede descatolizarse un país, pero no en virtud
de una ley" (p.147)


La Actitud de la Santa Sede, como recoge abundantemente este libro, fue de
concordia frente al nuevo gobierno (p.15). Y, de un gran esfuerzo, como se ve
en la aceptación de la renuncia del Cardenal Segura a la sede de Toledo, o
asumir la expulsión del Prelado de Vitoria, Mons. Múgica. Por otra parte,
explicita bien los intentos de moderación de las autoridades eclesiásticas
buscando el apoyo, en los artículos anticatólicos de la Constitución, en
diputados más preparados como Ortega y Gasset (no
tomó la palabra), Sánchez Guerra y Marañón. (p.30).


De hecho el proyecto Constitucional preparado por el
gobierno, era avanzado pero respetuoso con la Iglesia (p.32): estado
aconfesional; formular jurídicamente a la Iglesia como Corporación de derecho
Público; derecho a la enseñanza de la religión en las Escuelas, dando libertad
a los maestros; respeto a la libertad de conciencia., etc.


Es llamativo que los grupos parlamentarios rehusaran
escuchar los miles de telegramas contra los artículos anticatólicos que
llegaban cada día a la Cámara –y de los que se dan cuentas en las Actas- y sólo unas pocas decenas a favor.(pp. 51
y.243).


Así pues, en este trabajo, hablan las fuentes, se
reflejan los personajes, se muestran las heridas, los odios enconados por la
propaganda, el escaso bagaje formativo y una terrible mezcla de planos. Avergüenza
la pobre captación, por parte de algunos de esos diputados, acerca de la
sobrenaturalidad de la Iglesia y su extraordinaria aportación a la vida del
país.



José Carlos Martín de la Hoz




Victor Manuel Arbeloa, La Semana trágica de la Iglesia en España
(8-14.X.1931),
Ed.Encuentro, 2006.


http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=5327