Inflación en la España del XVI

 

La Economía española es una de las incógnitas históricas más interesantes todavía por descubrir en el siglo XVI y, por tanto, es lógico que ocupe un lugar en la interesante obra del historiador alemán Philip Blom (Hamburgo 1970), acerca del cambio climático en el siglo XVII de la vieja Europa, especialmente en los Países Bajos y en Inglaterra.

Señalemos que el profesor Blom tan versado en tantas cuestiones de este periodo y que sigue los archivos y estudios más recientes en tantas cuestiones, en referencia a la economía española, en este trabajo no ha acertado más que a aportar algunos lugares comunes y pocos juicios más.

En primer lugar, demuestra un alto nivel de prejuicios contra España, con el terrible arranque escogido para el desarrollo del tema: “para los españoles ricos, la plata de las colonias se convirtió en una maldición. Mas fuerte aun que en otros países era, en España, el poder de la aristocracia, caracterizada por rígidos principios de clase que prohibía a los nobles ejercer toda actividad comercial”. Verdaderamente, no hay nada mejor para contradecir a nuestro autor y ponerle en su sitio que darle a leer cualquiera de las últimas ediciones de estos años de nuestros autores de moral económica del siglo XVI, como Saravia de la calle, Cristóbal de Villalón y Tomás de Mercado, parea que descubra por sí mismo que estos aristócratas fueron quienes, como ellos mismos, o a través de sus administradores, los que vaciaron baúles para aportar capitales a bajo interés para propiciar el auge económico de España y contribuir al crecimiento de la mercaduría en los mercados europeos y en los galeones americanos.

Enseguida resume las dificultades económicas del período: la existencia todavía de las gabelas y aduanas entre los diversos reinos, lo que lógicamente, retardaba mucho la marcha económica, así como la lenta aparición de una clase media, lo que se explica por el resto de Europa sin necesidad de acudir a la preocupación por la herejía (142). Finalmente, se detiene a narrar la expulsión de los moriscos en 1609, achacada al supuesto fanatismo del arzobispo de Valencia, cuando los datos históricos muestran la existencia de un pueblo dentro de otro pueblo y su nula asimilación (142-143).

Inmediatamente, señala el problema real: cómo llegando habitualmente durante un siglo el flujo de metales de América a España y, por tanto, contando los reyes con tan ingentes medios no logra más que pagar deudas y a las tropas para sostener la paz y dejar abiertos los caminos de Europa sin lograr detener la inflación galopante y las quiebras ante los prestamistas (143).

Evidentemente, las soluciones nunca son simples, pero en este caso, lo que indican los autores antes citados es que las inversiones que hicieron los españoles se concentraron no tanto en crear empresas y fabricar para enviar a américa lo que necesitaban, sino en aprovechar las fabricas ya existentes y los caminos libres, para comprar en Europa y llevar la mercaduría al nuevo continente: Europa crece y España cae en la inflación.

José Carlos Martin de la Hoz

Philip Blom, El motín de la naturaleza. Historia de la pequeña Edad del Hielo (1570-1700), así como del surgimiento del mundo moderno, junto con algunas reflexiones sobre el clima de nuestros días, ediciones Anagrama, Barcelona 2019, 343 pp.