La caridad de los primeros cristianos

El Profesor Rivas, nos ofrece en este trabajo una documentada vida de los primeros cristianos, plagada de testimonios tomados de la patrística y de la literatura pagana de la antigüedad. El libro forma parte de la colección de publicaciones de la editorial Verbo divino, con el título "¿Qué sabemos de?". Y así nos explica el autor en las primeras páginas el contenido de su obra: " la vida cotidiana de los primeros cristianos, sus relaciones familiares, laborales y cívicas, las dificultades que tenían para conciliar el Evangelio con su realidad, qué era lo que les animaba a continuar en la comunidad cristiana a pesar de las dificultades y los desánimos..., y tantas otras cosas" (pp. 7-8).

En realidad, después de la lectura del libro, se puede afirmar que se trata de un exhaustivo análisis de la historia de la caridad fraterna, del cuidado de los enfermos y de los necesitados, de la lucha contra la pobreza y la marginación, del ejercicio de la limosna (69), de la existencia de una caja común para obras de caridad (110), del trato humanitario con los esclavos y de la manumisión por caridad (59).

También se extiende el autor en las instituciones que dieron vida aquellos primeros: "Es al cristianismo al que debemos atribuir la creación de los hospitales, una institución pública dedicada a los enfermos que no existió como tal hasta la llegada de las comunidades cristianas" (89). A lo que añade la célebre carta del obispo de Alejandría Dionisio con motivo de la peste que asoló la ciudad en el año 259: "la mayoría de nuestros hermanos, por exceso de su amor y de su afecto fraterno, olvidándose de sí mismos y unidos unos con otros, visitaban sin precaución a los enfermos, los servían con abundancia, los cuidaban en Cristo y hasta morían contentísimos con ellos contagiados por el mal de los otros, asumiendo voluntariamente sus dolores" (Eusebio de Cesárea, Historia Eclesiástica 7,22,7).

Un papel importante en el ejercicio de la caridad y de la hospitalidad cristiana de los primeros siglos, corresponde a la mujer cristiana: "Una de las expresiones más llamativas y visibles que tuvieron las primeras comunidades cristianas de encarnar este sentir y vivirse como casa-familia de los hijos e hijas de Dios son las diferentes maneras con que afrontaron el uso de los bienes materiales" (127).

En ese sentido, merece mención especial, la tarea de las viudas. "Como las mujeres eran las principales responsables de la hospitalidad, pronto pasó a ser un ministerio encomendado a ciertas viudas (1 Tim 5,10)" (p.83).

En definitiva las iglesias domésticas y el paso de la familia pagana a la familia cristiana marcarán un rasgo importante de la vida de la Iglesia de aquellos años: "En unas ciudades donde una parte importante de la población se sentía perdida y desarraigada, el reunirse en las propias casas, vivir como comunidades familiares abiertas e inclusivas y realizar una serie de rituales estrechamente conectados con el ámbito doméstico, sin duda es uno de los factores claves que permiten explicar el éxito del cristianismo en estos primeros tiempos" (157).

También el autor realizará a lo largo del libro mucha referencia al trabajo de los diáconos: "cada diácono, con los subdiáconos, estará asiduamente cerca del obispo. Ellos le indicarán los fieles que están enfermos, a fin de que, si agrada al obispo, él los visite, pues da vigor y reconforta a un enfermo que algún sacerdote lo recuerde" (Traditio apostólica 34).

Finalmente, nos dirá el autor: "Procesos de una inmensa creatividad, donde se asimilaban los valores, procedieran de donde procedieran, pero dándoles otro sentido, más cercano al espíritu evangélico"(210).

 

José Carlos Martín de la Hoz

 

Fernando Rivas, La vida cotidiana de los primeros cristianos, ed. Verbo divino, Estella, Navarra, 2011, 250 pp