La comunión de los santos

 

Todos los domingos recitamos en la misa dominical el símbolo de los apóstoles unidos al Santo Padre y a la Iglesia universal y procuramos detenernos en la consoladora verdad de la “comunión de los santos” pues nos reconforta saber que no estamos solos en el camino de la santidad: contamos con la compañía de Jesucristo, de su madre Santísima y de todos los que nos han precedido y gozan ya de la visión beatífica.

Particularmente, tenemos la inestimable ayuda y el estímulo de aquellos que el Espíritu Santo ha designado como modelos e intercesores de una parte significativa del Pueblos de Dios, los beatos, o la totalidad del pueblo de Dios, es decir los santos. Como nos ha recordado el Santo Padre Francisco en la Exhortación “Gaudete et exultate” (19.III.2018), los santos y beatos son nuestros amigos del cielo que están constantemente intercediendo por nosotros delante de Dios para alcanzarnos las gracias materiales y espirituales que necesitamos. Asimismo, la lectura de sus vidas y el ejemplo de sus virtudes nos espolearán a amar cada día más y mejor a Dios y a todos.

De hecho, los documentos de la Iglesia nos recuerdan que el motor de un proceso de canonización y lo que mantiene viva una causa, a pesar del tiempo transcurrido desde que falleció el Siervo de Dios, es la llamada fama de santidad y favores o gracias. Es decir, la fama de “milagrero”, aunque en realidad el “milagrero” es Dios que es quien hace los favores y milagros como señal de su Providencia amorosa.

Por eso cuando se celebra la solemne sesión de apertura de una causa de beatificación y de canonización el postulador y el obispo diocesano que preside el acto se suelen preguntar a sí mismos ante el pueblo cristiano que asiste conmovido a la ceremonia: ¿Qué podemos hacer nosotros mientras el tribunal nombrado por la autoridad diocesana realiza su trabajo? La respuesta siempre es la misma: difundir boca a boca, alma a alma, amigo a amigo la devoción privada al Siervo de Dios.

Precisamente, el Santo Padre Francisco el 6 de octubre pasado recibió en audiencia privada al Dicasterio de las Causas de los Santos y al congreso “La Santidad hoy” que acogía a muchos cientos de postuladores, delegados episcopales, miembros de tribunales de causas, etc., que trabajaban en las diversas Causas en el mundo entero. En sus palabras conclusivas, además de agradecerles el trabajo realizado, les recordaba que se trata de difundir la fama de santidad y de favores de modo natural, con el sello de la amistad, de la fraternidad cristiana, de modo que se hable de los santos como lo que son personas cercanas, cristianos como nosotros que desean ser amigos de Dios y amigos nuestros.

De ese modo la verdadera fama de santidad y de favores al extenderse a través de estampas, hojas informativas, semblanzas, el visionado de un DVD breve, la narración confiada de una madre, un amigo o un compañero de trabajo de un favor que se le ha concedido, una anécdota de la vida de un santo que es citado en una homilía o en un consejo de dirección espiritual, constituyen el vehículo de la comunión de los santos.

 

José Carlos Martín de la Hoz