La dulce y confortadora alegría de evangelizar

 

En la medida en que avanza la historia y se van abriendo archivos, conociendo documentos, publicando las memorias de tantos protagonistas de la época reciente de la Iglesia y se va adquiriendo mayor perspectiva histórica, se puede comenzar a realizar pequeños balances.

En la obra colectiva que ahora presentamos, se reúnen las grandes aportaciones del Simposio celebrado en la Fundación Pablo VI con motivo del 50º de la Conferencia episcopal española en el año 2015, y se demuestra claramente que san Pablo VI se ha convertido en la figura clave de la ejecución y culminación del Concilio Vaticano II, como, en su momento, san Juan XXIII lo fue del anuncio y preparación del Concilio y, finalmente, san Juan Pablo II de su aplicación.

Entre los temas que aborda este trabajo colectivo, redactado por protagonistas o bien de la ejecución o de la aplicación del Concilio, podemos vislumbrar con mayor claridad el inestimable trabajo de san Pablo VI en el mayor acontecimiento magisterial desde el siglo XVI.

En primer lugar, recordemos que, movido por el Espíritu Santo, fue el primer papa en celebrar un Concilio Universal hasta el final, después del dogma de la infalibilidad pontificia, de ahí el gran equilibrio entre dejar hablar libremente a los padres conciliares y hacerse eco del Espíritu Santo en la redacción y aprobación de los documentos, con una gran capacidad de mediación (20).

La alegría de la rica exhortación apostólica “Evangelium nuntiandi” fecundará el pontificado de Pablo VI y pasará inmediatamente desde las manos de Pablo VI hasta el papa Francisco (39).

La aplicación del Concilio en cuestiones de moral, quedaron plasmadas en mil acciones de gobierno de la Iglesia, pero podríamos resumirlas en dos: “la vida en Cristo” que quedará plasmada en la “Veritatis splendor” y en el catecismo de la Iglesia Católica y en la “humanae vitae” donde san Pablo VI se enfrentó a una visión cientifísta de la sexualidad y propuso la “donación y entrega mutua y el amor esponsal, y el amor y respeto por la vida como ejes de fondo de la antropología de la sexualidad.

Evidentemente, el diálogo que propuso Juan XXIII; dialogo con el mundo, dialogo interreligioso, diálogo con la cultura y con la ciencia, será el clima en el que se moverá el Concilio por eso sus textos han perdurado hasta el día de hoy, pues hasta el momento todavía no se ha alumbrado una nueva cultura y civilización que iluminar desde el Evangelio (129). Verdaderamente, el santo Padre quiso dialogar con la modernidad porque amaba el mundo entero (11).

Resulta de un gran impacto conocer textos muy personales del Pontífice donde hablaba de los alejados de la Iglesia y, porque los amaba de veras, comenzaba por pedirles perdón por no haberles sabido amar y trasmitir la belleza de Jesucristo. Por eso Atenágoras, Patriarca de Constantinopla le denominó Pablo II (23-24).

José Carlos Martín de la Hoz

AAVV, Pablo VI y la renovación conciliar en España, ed. BAC, Madrid 2018, 181 pp.