La existencia de Dios

 

En el último número de la revista Anales Valentinos (Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia), el profesor emérito de filosofía Juan José Garrido Zaragozá aborda en un artículo la apasionante cuestión de las pruebas de la existencia de Dios con el sugerente título de "El camino del intelecto humano hacia Dios".

Es decir, abordará de un modo nuevo y atractivo, las diversas pruebas acerca de la existencia de Dios, que se han dado a lo largo de la historia, sobre el que deseamos hacer alguna reflexión.

En primer lugar, nos recuerda que existen dos tipos de pruebas; unas las que proceden de los griegos y que han sido asumidas por parte de la cultura occidental y que se refieren a Dios como “explicación del mundo”; causa incausada, motor inmóvil, ser necesario, el orden del universo etc., recordamos cómo concluye Santo Tomás en la Suma: “esto es lo que todos llaman Dios” (71).

Una segunda línea de argumentación más agustiniana sería, según nuestro autor, la de presentar a Dios como “el sentido último de la vida humana y del mundo, como la Verdad y el Bien Supremo, en cuya búsqueda y posesión consiste la inquietud y la felicidad humana, como la plenitud de la existencia”. Esta perspectiva parece más humana y cercana; “Si Dios existe, la vida no es absurda, tiene sentido, la plenitud humana puede alcanzarse. Dios es pensado como Verdad y Bien personales, como Alguien” (72).

Enseguida el profesor Garrido nos recordará que ambas perspectivas son complementarias y así lo han considerado siempre los padres de la Iglesia y la filosofía escolástica.

La primera perspectiva, al llegar la ilustración fue tomada como la única posible, pues la segunda sería la más apropiada para la revelación y, además, quedaba inmediatamente truncada por la negación de la propia trascendencia y el dialogo personal con Dios. En el mejor de los casos concluyó en el fideísmo.

 Finalmente, los ilustrados con Voltaire a la cabeza, terminaron por convertir el Dios de los filósofos en el Dios del deísmo, es decir, un arquitecto del universo que se desentiende de la obra de sus manos.

Lógicamente, para concluir, nos dirá nuestro autor: “es tarea del pensamiento cristiano integrar las dos perspectivas en el proceso intelectivo de la afirmación de Dios. Para nosotros Dios es Alguien, no algo que trasciende al mundo es su causa creadora. Alguien a quien le importa el ser humano y su historia y que le manifiesta en ella enseñándole el camino de la vida verdadera: Dios es inseparablemente causa creadora trascendente al mundo y sentido de la vida del mundo. Verdad y Bien en cuya posesión el hombre encuentra su plenitud” (73).

José Carlos Martín de la Hoz

Juan José Garrido Zaragozá, El camino del intelecto humano hacia Dios, en Anales Valentinos, Facultad de Teología San Vicente Ferrer de Valencia, Nueva Serie VI/11 (2019) 67-83.