La formación sacerdotal

 

El siglo XIX es uno de los momentos más importantes de la Historia de la Iglesia Católica en España pues, durante aquellos años, irrumpieron contra la Iglesia y contra el pensamiento cristiano en todo el país, un furor devastador con fuerza desmesurada y constante y, además, desde las más altas cimas del poder político, cultural y social, unido a gran parte de las mejores inteligencias.

Evidentemente, la cultura cristiana que impregnaba toda la vida social de España desde hacía siglos era tan fuerte y estaba tan incorporada a las familias, educación y costumbres sociales que todavía perduraron sus manifestaciones hasta la guerra civil de 1936 en la Segunda República.

De hecho, la transición democrática en el final del siglo XX y los procesos secularizadores que atravesaron toda Europa fueron especialmente devastadores en España, pues en pocos años cambiaron la mentalidad de una parte significativa de la sociedad.

Las constituciones que se redactaron a lo largo del siglo XIX hasta la de 1978 no reflejaban el ser del país, pues se escribieron por una minoría que quería trasformar a una mayoría y, de hecho, el pueblo no las asumió hasta la de 1978 que si correspondió la constitución con la mayoría de la población.

La biografía del beato cardenal Marcelo Spínola (1835-1906), que deseamos presentar, refleja muy bien esa clara separación entre las fuerzas directivas del país y el pueblo soberano (35), con las consiguientes tensiones y dificultades, a la vez que se va desarrollando la vida del futuro beato, primero como abogado en Sanlúcar de Barrameda, luego como sacerdote en las diócesis de Cádiz y Sevilla, posteriormente como vicario y, finalmente, en el episcopado en Coria, Málaga y el cardenalato en la archidiócesis de Sevilla.

El trabajo que ahora presentamos, nos ofrece la vida y la obra ejemplar del beato en la clave más profunda: la propia identidad sacerdotal. En efecto, la preocupación por la formación del clero del beato y su propia formación sacerdotal, son las propuestas certeras del autor para presentarlas como modelo próximo tanto para hoy como para el día de su beatificación por Juan Pablo II el 29 de marzo de 1987.

Es muy interesante comprobar cómo los testimonios reflejan la unión con Dios en su vida de oración, la piedad en la celebración de la Santa Misa y los demás Sacramentos y, de ese modo, la atención esmerada del confesonario, visitas a enfermos, cuidada y cercana predicación al pueblo (322).

Indudablemente, su pensamiento de la vida sacerdotal es el de un camino de santidad desde la cual poder iluminar todos los quehaceres del sacerdote; tanto en la vida de la parroquia con todas las almas de toda clase y condición, así como en la ayuda a las congregaciones religiosas de su ámbito.

José Carlos Martín de la Hoz

Amador Domínguez Manchado, El beato Marcelo Spínola y su contribución a la  formación sacerdotal, editorial CCS, Madrid 2021, 354 pp.