La instalación de Ferraz 16

 

Dentro de la historia del Opus Dei y de la historia general de España de los días previos al comienzo de la guerra civil española de 1936, hay un hecho muy concreto en el que conviene detenerse, aunque solo sea por unos momentos y brevemente.

Las autoridades académicas habían hecho saber que en los exámenes de la convocatoria de junio 1936 se exigirían los programas completos de todas las asignaturas de un curso caracterizado por las huelgas y enfrentamientos estudiantiles. Cumplieron con su palabra y, prueba de ellos según recoge el diario de la Residencia de Ferraz, es que el clima de estudio era todavía más intenso de lo habitual e incluso los nervios por los exámenes

Por otra parte, Isidoro Zorzano, uno de los primeros miembros de la Obra, había pedido la excedencia en los ferrocarriles andaluces y se había trasladado a Madrid para ser el nuevo director de la Residencia. También, en aquellos días, Ricardo Fernández Vallespín y Francisco Botella preparaban su viaje a Valencia para ultimar la instalación de la Residencia de la ciudad levantina.

Los primeros y calurosos días del mes de julio, políticamente agitados, fueron de especial trajín en DYA. Se estaban trasladando desde la calle Ferraz 50, una casa de pisos, a Ferraz 16, un pequeño edificio donde se dispondría de más espacio y un poco de jardín.  

El 13 de julio concluyó la mudanza; quedaba sólo ultimar la instalación de la nueva casa. Ese día se conoció la noticia del asesinato de Calvo Sotelo, importante político de la oposición.

Pocos días después, el 18 de julio estalló el levantamiento militar, que en Madrid tuvo especial incidencia en el Cuartel de la Montaña, situado enfrente de la Residencia de la calle Ferraz, donde se fueron concentrando algunos partidarios del alzamiento. Mientras, el Fundador del Opus Dei y algunos más pasaron el día trabajando, pendientes de las noticias; al caer la tarde, san Josemaría envió a sus casas a todos, con el ruego de que llamasen por teléfono para confirmar que habían llegado bien. Con él se quedaron en Ferraz José María González Barredo e Isidoro Zorzano.

El día 19 siguieron poniendo cuadros y lámparas. El Fundador del Opus Dei, por la tarde, les predicó la meditación. Esa noche, al regresar a sus casas, tuvieron que sortear varios controles. Mientras, el Gobierno había armado a las milicias populares y se preparaba el asalto del Cuartel de la Montaña. Aquella noche se cruzaron disparos y, al día siguiente, fue tomado el cuartel. San Josemaría tuvo que salir de la residencia con el mono de arreglos que utilizaba Chiqui. Había empezado la guerra civil española, que se prolongaría durante casi tres años.

La pregunta es muy sencilla: ¿Por qué permitió Dios que estuvieran instalando la nueva Residencia, clavando clavos y cuadros, poniendo armarios e instalando camas, cuando todo eso iba a ser destruido ya en los primeros días de la contienda? La respuesta es también sencilla: la santificación de las tareas ordinarias del cristiano serán siempre el objetivo diario de los fieles del Opus Dei.

José Carlos Martín de la Hoz