La madurez de la donación

 

El profesor Martínez Echevarría, catedrático emérito de la Facultad de Económicas de la Universidad de Navarra, ha delineado brillantemente el fenómeno del “don” en la introducción del volumen que el Instituto Empresa y Humanismo de la Universidad de Navarra ha dedicado a las donaciones en la vida civil y empresarial

Efectivamente, en la vida de la economía y la empresa, como en la de tantas otras profesiones que poseen un carácter social y personal, la donación, la inversión a fondo perdido implican realmente un camino de libertad que implica directamente el desarrollo de toda la civilización e, indudablemente, repercute en la maduración de la persona.

Precisamente, Martínez Echevarría, subraya que lo propio y definitorio del hombre es la fecunda relación con Dios y con los demás, pues la persona humana madura en esas relaciones, donde se activan el conocimiento y el amor y donde el conocimiento lleva a la donación, por eso nos dirá: “El hombre es persona, apertura a la verdad, al Dios que lo ha creado” (11),

La teología espiritual como la antropología humana han destacado que sin libertad no podemos amar a Dios y, con la puesta en juego de la energía de la libertad, avanzamos sin límites, pues indudablemente, el mayor acto de libertad es el acto de entrega a Dios y a los demás.

Es más, las relaciones humanas, para un cristiano, superan el estrecho horizonte de la necesidad y la carencia, habituales fundamentos de la sociabilidad humana, para convertirse en actos constantes de donación y entrega. El servicio a Dios y el servicio a los demás.

Precisamente, el Concilio Vaticano II ha subrayado el valor y la importancia de la Iglesia de Comunión, que va mucho más allá que la simple caridad y esencialmente se distingue de la Iglesia de la comunicación.

Asimismo, el profesor Germán Scalzo, en su comunicación “don, economía y sociedad” afirmaba que:  “la persona no se agota en la realización de una forma propia de su naturaleza, sino que tiene un fin sobrenatural, que trasciende a su propia naturaleza. Además, la determinación hacia el fin es libre, puede acercarse o alejarse, o lo que es lo mismo, mejorar o empeorar” (55).

Es interesante que la Escuela de Salamanca subraye la importancia de los mercaderes para el desarrollo completo de la sociedad y recuerda que el “Contrato y precio son acuerdo de voluntades”. Lo intercambiado tiene un precio, nos dirán por eso serán sacados de los intercambios usurarios (63).

Mientras tanto, recordemos que tanto Calvino como Lutero se esforzaron por eliminar la caridad como obra buena, meritoria que garantiza la salvación, para dejarla en la pura gratuidad.

José Carlos Martín de la Hoz

Miguel Alfonso Martínez Echevarría, La centralidad del don, Cuadernos empresa y humanismo 139 (Junio, 2021) pp. 5-16