La marca católica

 

Actualmente están de moda las “marcas” y todas las empresas y entidades nacionales e internacionales buscan desesperadamente establecer y presentar su “marca” para poder tener un activo de comunicación casi tan importante como el capital humano o monetario de la entidad.

Presentamos un libro destinado a fijar los términos más exactos posibles con los que definir la “marca” Iglesia de Jesucristo, o sencillamente la Iglesia. Para ello nada mejor que reunir a un gran economista y pensador católico, Leopoldo Abadía y a un experto, Toni Segarra, en marketing con los suficientes conocimientos de la Iglesia. Digamos desde el principio que, efectivamente, estamos ante un libro de diálogo, de acuerdo, de lluvia de ideas realizado con ocasión de muchos desayunos entre los autores mencionados y un editor.

Es muy interesante que Toni Segarra, afirme en las primeras páginas de este libro que se considera “muy lejos del dogma, de la doctrina, de la práctica y de la posibilidad de una Verdad indudable” (16). En realidad, esa desconfianza se supera rápidamente conociendo y tratando a Jesucristo, con complicidad y sentido realista: con la amistad se termina en la confianza y de ahí se pasa a lograr el necesario conocimiento de Dios. 

Precisamente, el libro arranca de la famosa obra de Benedicto XVI: “Mirad al que traspasaron”, puesto que el libro ya nos sugiere en las primeras páginas no mirar la cruz rugosa, pensada y sacrificada, sino al crucificado que nos muestra el amor salvador y redentor (18). Efectivamente, Jesús siempre será el maestro y sus apóstoles, llevarán al mundo entero un mensaje de vida: “lo que hemos visto y oído” (1 Io 1,3). No estoy de acuerdo en que sea un mensaje exigente (24), sino divino y de amor.

Es interesante que la marca Iglesia lo que deja claro es que el Evangelio, la Buena nueva nos la trasmite el mismo Jesucristo, pues Él vive y cuida de su Iglesia y de que no se desfigure el mensaje (27). Inmediatamente, nos recuerdan que la “revolución de la caridad” de la que nos habla Francisco en la “Fratelli tutti” es real (28).

Inmediatamente, hay que volver a la invitación a hablar con Jesucristo, a conocerle para poder amarle y, finalmente a saber lo que nos dijo y vivió para poder imitarlo y parecernos a Él (40). Se trata de enamorarse y permanecer en conversación eterna (45). Recordemos que la Iglesia siempre se está reformando porque en el amor no se puede decir basta o suficiente (46).

Finalmente, nos recuerdan que la verdad cristiana conlleva la belleza (61). Además, nos señalan que el “camino que el cristiano recorre hacia el cielo lo hace acompañado de Jesucristo” (70). No en vano nos dijo: “yo estaré con vosotros hasta el final de los tiempos” (Mt 28, 20). Conviene no olvidar que nosotros no miramos la cruz, miramos al crucificado (84).

José Carlos Martín de la Hoz

Leopoldo Abadía y Toni Segarra. La marca de Dios. 2000 años influyendo, Espasa Calpe, Madrid 2023, 191 pp.