La memoria y la existencia humana

 

El tema de la memoria, del olvido y del perdón, constituyen la trama filosófica-erudita en la que la profesora  de teoría de la educación de la universidad de Barcelona, Mayka Lahoz (Barcelona 1972) expresa sus concepciones vitales de la vida y de la historia vivida, con sustratos hondos y, en otros momentos, superficiales, con la mirada retrospectiva y apagada y el acento ilusionado del porvenir

A lo largo de las páginas de su extenso tratado sobre la memoria y la existencia humana, introduce pasajes del más puro nominalismo (84), junto con párrafos en los que se expresará como una profesora inmanentista expresando su teoría del conocimiento que parece kantiano y que en realidad no lo es, pues todos abrimos los ojos al salir a la calle, observamos lo que sucede a nuestro alrededor, nos situamos y nos embarcamos en la aventura de la vida diaria, por más que nuestra autora se empeñe en encerrarnos en el pequeño mundo de nuestro yo: “La única vía de acceso al mundo que tenemos los seres humanos es la conciencia, una conciencia con lenguaje, con gramática, una conciencia verbalizable y verbalizante, empalabrable, y empalabradora (…). Estamos en relación con el mundo al ser conscientes y al comunicarnos, hasta el punto de que todo lo que queda fuera de nuestra conciencia y de nuestra gramática parece quedar en consecuencia fuera de los confines de nuestra experiencia posible” (169).

En cualquier caso la autora no evita entrar en el sentido trágico de la vida con expresiones tan oscuras como la siguiente: “aceptar este riesgo, esa angustia y esa inseguridad que provoca el mismo hecho de existir. Aceptar este riesgo esa angustia y esa inseguridad, radicales e imposibles de eliminar, es lo que posibilita que podamos comprender la dimensión trágica de nuestra vida y ver en ella una fuente de significación y de sentido, es decir, de sabiduría” (171).

Enseguida desarrollará su discurso de complejo ilustrado y casposo, y tomando con energía ejemplo de Goya, hablará de los monstruos de la razón y afirmará: “esos monstruos, Europa los conoce muy bien, aparecen de más allá del fondo visible de la historia. Son los espíritus maléficos del pues intransigente mundo fanatismo religioso y político, de la hipocresía de la sociedad, del mal radical que sufre en su persona el desvalido” (175-176).

Es muy interesante que, en realidad, la historia suponga el cruce de lo finito con lo infinito, de lo temporal y lo eterno. No olvidemos que Dios está fuera del tiempo y que  Dios encarnado, Jesucristo, está en el tiempo y fuera del tiempo. Del mismo modo sus hijos, a imagen y semejanza: Volviendo a nuestra autora, en las páginas dedicadas a la llamada memoria histórica, caemos en la cuenta de cómo la falta de fe y de visión trascendente de la vida puede influir en la formación intelectual y, consecuentemente, en la pérdida de la trascendencia en la inmanencia y sus leyes inexorables de la falta de criterios morales sustituidos por la conveniencia: “La historicidad es la característica esencial de la comprensión de la realidad. Asumir nuestra historicidad propia y la de la realidad implica dejar de presuponer que el conocimiento es un conjunto estático de reglas cuyas relaciones se expresan a través de leyes fijas e inalterables” (197)

José Carlos Martín de la Hoz

Mayka Lahoz, La trama de la memoria, ediciones Tusquets, Barcelona 2022, 332 pp.