La palabra ambigua

 

Verdaderamente después de leer el extenso y documentado trabajo del ensayista y profesor de la Universidad Complutense de Madrid, David Jiménez Torres, acerca de la historia de los intelectuales en España desde finales del siglo XIX hasta la pandemia de 2019, no me ha quedado bien claro lo que significa el título de este libro: “la palabra ambigua”.

Interpreto que se referiere a que el término “intelectuales” que comenzó a utilizarse en España tras la generación del 98 y que se fue imponiendo a lo largo de los comienzos del siglo XX, llegó a hacerse tan fuerte, que se ha llegado a afirmar que fueron los intelectuales españoles del primer tercio del siglo XX, quienes propiciaron la llegada y el desarrollo de la Segunda República española.

Así pues, parece que en ese momento, se habría consolidado ese termino como un conjunto de hombres cultos y preparados que analizan el estado de la sociedad y en qué dirección deben ir los derroteros de la vida cultural, social, jurídica, económica y religiosa, de modo que el pueblo y los políticos que los gobiernan puedan llevar al conjunto de la nación por el camino del progreso y de la dignidad de la persona humana. En definitiva, como nos dice nuestro autor, intelectuales serían “quienes realizan análisis perdurables” (19, 22).

El problema es que la figura de los intelectuales pasó a convertirse en un cajón de sastre y, además, con la llegada de la guerra civil española y la extensa dictadura, se empezaría a acusar a los “intelectuales” como culpables del conflicto armado o de la inacción para detener al dictador en su larga travesía.

En cualquier caso, desde 1939 se habría establecido una separación de Intelectuales de izquierdas y de derechas que terminaría por descafeinar el concepto de “intelectual” para convertirlo en un mero experto atomizado en tantas ramas del saber que ya no compensa escuchar la voz de los intelectuales pues ninguno de ellos sería capaz de sintetizar (121).

Nuevamente, nuestro autor nos llevará a pensar que los “intelectuales” de dentro y de fuera rompieron en 1957 con el régimen de Franco (128) y serían los artífices de la llegada de la democracia y de la transición (138). En este punto inserta la afirmación del famoso Emilio Romero que decía que entonces mutaron los intelectuales y se convirtieron en “economistas, ecologistas y sociólogos” (141).

Llegados ya a nuestros días la fauna de los “intelectuales”, divididos en tantas facciones como grupos políticos, habrían sido culpables de “la condena de ETA” (171), de la ofensiva contra la leyenda negra (190), del “procés de Cataluña” (192) “de las filias y fobias de los escritores” (201) y, finalmente, se habrían divorciado, por el momento, de los personajes del mundo de la cultura (186).

José Carlos Martín de la Hoz

David Jiménez Torres, La palabra ambigua. Los intelectuales en España (1889-2019), Taurus, Barcelona 2023, 284 pp.