La primera versión de la Modernidad

 

El joven profesor de Filosofía de la Universidad Eclesiástica “San Dámaso” de Madrid, David Torrijos, ha titulado el volumen que contiene las Actas del congreso internacional sobre la Escuela de Salamanca que se celebró en ese ámbito académico y que dirigió magistralmente en junio del 2020, con el sugerente nombre de la Escuela de Salamanca como “La primera versión de la Modernidad”.

Desde luego el título escogido es magnífico y verdaderamente muy real, pues antes de que Descartes rompiera el equilibrio fe y razón en el siglo XVII y produjera un movimiento de Modernidad alrededor de su doctrina y de sus planteamientos, ya la Universidad de Salamanca lo había logrado y de manera muchos más verdadera e importante.

Efectivamente, ya la Escuela de Salamanca había roto el ambiente de atonía que existía en la Universidad española europea y entre la ciencia y la teología con propuestas completamente novedosas, innovadoras y atractivas que podríamos denominar con el título de “La reforma católica tridentina” que llevó la fe a los nuevos continentes de Asia, África y América y devolvió el prestigio y el honor a la teología católica y alumbró la mística castellana.

Asimismo, por el desarrollo de las ideas y por el poderoso intercambio de bienes materiales y espirituales, también se podría hablar de la primera globalización de los mercados, pues a la paz en los caminos de Europa habría que añadir las nuevas rutas de América y Asia.

La moral económica que, por influjo de la Escuela de Salamanca, llevó la paz a muchas conciencias y ayudó a otras a levantar la mirada hacía la vida de la gracia y el bienestar familiar, social y económico si quedar aprehendido en los bienes materiales”, pues no olvidemos que la fe era el bien más apreciado en la época.

Asimismo, los fecundos diálogos entre la teología, el derecho y la política produjeron la nueva redacción de las leyes de Indias, los procesos de resituación del dominio y el nacimiento del Derecho de gentes, la renovación del concepto de dignidad de la persona humana con la supresión del tormento y de los “sambenitos inquisitoriales”.

Finalmente, el influjo de la Escuela de Salamanca en las Universidades Americanas y europeas es tan de manifiesto que ellas mismas produjeron hasta nuestros días, pues la enseñanza de la teología se llevó a cabo con la Suma Teológica de Santo Tomás y no con las obras de Francisco Suarez como ocurrió en España y en la propia universidad de Salamanca hasta la expulsión de la Compañía.

Basta con comprobar que el método teológico de Salamanca expresado por Melchor Cano en su célebre tratado de “Locis theologicis”, ha continuado en vigor hasta el Concilio Vaticano II.

José Carlos Martín de la Hoz

David Torrijos-Castrillejo, La Escuela de Salamanca: la primera versión de la modernidad, ediciones Sindéresis y ediciones Universidad san Dámaso, Madrid 2022, 300 pp.