La renovación patrística

 

Una parte importante de la renovación teológica que tuvo lugar en la segunda parte del siglo XX y que influyó enormemente en los textos y declaraciones del Concilio Vaticano II, fue indudablemente la Renovación de los estudios patrísticos y de la profundización de la Tradición de la Iglesia de los primeros siglos.

Indudablemente todas las luces provienen del Espíritu Santo y con Él también de la colaboración de los grandes maestros como el jesuita francés Adhémar D’Alés (1861-1936), autor de importantes monografías sobre san Ireneo de Lyon, Tertuliano o de autores medievales como Sigberto de Gembloux, que cambiaron el modo de acercarse a la fuentes patrísticas.

De hecho en 1942, un grupo de profesores e investigadores jesuitas de Lyon-Fourvière, Jean Daniélou, Henri de Lubac y Claude Modesert, impulsaron un ambicioso pusieron un marcha un ambicioso proyecto denominado  Sources Chrétiennes, es decir "Fuentes cristianas" y comenzaron a realizar ediciones nuevas de textos de la antigüedad cristiana, depurando los textos, contextualizando y traduciendo, para acercar al gran público a los Padres de la Iglesia.

Asimismo, debemos inmediatamente hablar de Jean Daniélou (1905-1974), profesor de Orígenes históricos del cristianismo en la Facultad de Teología del Instituto Teológico de Paris, quien comenzó por investigar sobre el platonismo en san Gregorio de Nisa y terminó por renovar la Teología Patrística.

Debemos referirnos, en primer lugar, a su obra Historia de la salvación y liturgia, (Sígueme, Salamanca 1967, 162 pp) pues en ella aparece reflejado como a partir de los textos de la Escritura y de los Padres se puede escribir la historia de la salvación. "usaremos esos textos no como documentos arqueológicos, sino como enseñanzas vivas, no siendo esclavos de su letra sino inspirándonos más bien en su espíritu" (15).

Precisamente, Daniêlou, en su Tratado sobre El misterio de la Historia (Dinor, San Sebastián 1963, 460 pp), al hablar de la historia de la salvación: "a esta clase de realidades pertenecen las grandes decisiones creadoras de Dios que constituyen la historia: "la creación del mundo, la creación del hombre, la alianza con Abraham, la resurrección de Cristo, la vida eterna en la que quedan fijados los destinos" (14), y remata con una cita del san Gregorio de Nisa, sobre la historia: " va de comienzo en comienzo, por comienzos sin fin" ( PG 44, 1403).

Enseguida recordará Danièlou, en su libro Sacramentos y culto según los Santos Padres (Guadarrama, Madrid 1964, 438 pp), la importancia dentro de la Escritura de la tipología: "Es un principio de la teología Bíblica que las realidades del Antiguo Testamento son figuras del Nuevo. La ciencia que estudia la correspondencia entre ambos Testamentos se llama tipología" (14). A lo que añadirá que: "El Nuevo Testamento no ha creado la tipología, no que se ha limitado a mostrar su realización en la persona de Jesús de Nazaret" (15). De ahí que abunde en las enseñanzas claras y prácticas de la verdadera teología patrística.

José Carlos Martín de la Hoz