La República de los espíritus libres

 

En estos últimos años se han publicado varios trabajos de alta divulgación relativos a la historia de la filosofía en Alemania en los siglos XIX y XX, todos ellos centrados en los grandes pensadores de cada etapa y debidamente presentados y enmarcados lo que hace mucho más fácil el acceso al mundo del pensamiento que cada uno de ellos encierra y que aporta parte de las raíces de la civilización actual.

En esta ocasión, es el profesor y ensayista Peter Neumann, quien se detiene en la universidad de Jana y de Tubinga en los alrededores de 1800, en el momento en que las tropas francesas, insufladas por el espíritu revolucionario y democrático, tomaron al asalto aquellas nobles tierras y las desvalijaron de joyas y obras de arte en nombre de una revolución que apenas es conocida todavía (16, 26).

Se narran en este trabajo, tiempos de crisis cultural y política pues, lógicamente, los jóvenes son, naturalmente, revolucionarios y a las autoridades locales no les divierte lo más mínimo el expolio, el saqueo, la humillación y el robo de sus tierras en nombre de unos principios que ya no existen más que, detrás y por debajo, del puro sentido del poder (141).

Uno de los momentos culminantes del trabajo, es el resumen apretado del pensamiento de los tres grandes seminaristas de Tubinga en esa época: Schelling, Hegel y Hördenlin:  la “Iglesia invisible”, como les llamaban los demás alumnos, pues ellos se autodenominaban a sí mismos, naturalmente en griego, “uno y todo”, pues esa era la síntesis de su búsqueda de la verdad tras cribar el pensamiento de Kant, Rousseau para llegar a Spinoza (140, 143, 149).

Paginas después, presentará contundentemente el despegue de Hegel y su independencia de criterio dirigido hacia una nueva manera de filosofar, esta vez desde la cátedra de Jena, ya todo cambiará y desde entonces se “elevará como filósofo primordial del nuevo siglo” (162).

No faltan tampoco en esta magnífica obra, páginas con buenos destellos de humor como, por ejemplo, la descripción de la visita de la escritora francesa Germaine de Stäel a Berlín en 1804, que nos presenta enriquecida con la explicación por parte de Fichte en quince minutos de la filosofía trascendental de Schlegel o de Kant, “cuando no bastarían ni quince años” (152). Lógicamente, a Madame le bastaba con lo oído.

Asimismo, el autor no nos ahorra la agonía y la decadencia física del malogrado poeta Novalís, quien cuatro años después de la muerte de su amada Sophie, encara su propia muerte mientras estaba en el culmen de su poesía (163).

La obra termina en casa de Hegel en octubre de 1806 y le vemos partir con los papeles de la “Fenomenología del espíritu en sus manos” hacia la casa de su editor Frommann, huyendo de la guerra total que se va a librar en plena ciudad universitaria entre las tropas del nuevo emperador Napoleón y las tropas Prusianas (174).

José Carlos Martín de la Hoz

Peter Neumann, La República de los espíritus libres. Jana 1800, ediciones Tusquets, Barcelona 2021, 213 pp.