La santidad en las familias del mundo

 

El Dicasterio Romano para los Laicos, la Familia y la Vida, ha publicado en la “Libreria Editrice Vaticana” un espléndido manual con ocho matrimonios santos, beatos, venerables y algunos siervos de Dios que se encuentran actualmente en proceso de beatificación y canonización. La introducción está realizada por Gabriella Gambino, Subsecretaria del Dicasterio, es breve pero muy bien elaborada sobre la base “del amor conyugal” en la civilización contemporánea como camino y medio de identificación con Cristo (6).

Es interesante recordar que cada una de esas causas de matrimonio se han realizado sobre la base de un estudio de la vida, virtudes y fama de santidad de cada uno de los cónyuges por separado, con dos tribunales distintos, dos comisiones de trabajo y peritos teólogos distintos. De esa manera se comprueba en la “Positio” de cada uno de ellos, la acción personal del Espíritu Santo y ese maravilloso anudamiento de la gracia de Dios y la libre correspondencia personal que articula la santidad heroica que estudia la Iglesia.

Asimismo, conviene recordar que la fama de santidad y favores, que es el motor de un proceso de canonización, se ha comprobado también matrimonio a matrimonio, es decir, cómo se ha ido extendiendo de la propia familia y amistades y mundo social y cultural hasta trascender a otros ámbitos y lugares, es decir, a una parte significativa del pueblo de Dios, que eso es un beato o a la totalidad de pueblo de Dios que es un santo. Es conmovedor comprobar cómo la Iglesia ha asentado que los milagros que Dios ha realizado a través de un matrimonio han sido en común, es decir, que un milagro basta para la beatificación de los dos y otro milagro para la canonización de los dos. La respuesta al porqué de esa actuación, se responde: porque el matrimonio cristiano es un lugar teológico.

Evidentemente, estas causas darán lugar a otras muchas más, porque muchos matrimonios encontrarán en estos matrimonios modelos e intercesores delante de Dios y, por tanto, “santos” próximos, de la puerta de al lado (Papa Francisco “Gaudete et exultate”, n.7), del rellano de la escalera, santos de barrio, de proximidad.

Como afirmaba san Josemaría “La santidad llama a la santidad” (Conversaciones, n.68), por lo que en los próximos años se cumplirá a la letra el capítulo quinto de la Lumen Gentium del Vaticano II y veremos en los altares matrimonios muy variados, de edades, raza, cultura, y espiritualidades.

Por lo pronto, el lector puede conmoverse con la vida santa de los padres de Santa Teresita y de varias hijas más que fueron santas carmelitas, aunque no todas hayan sido canonizadas. También es conmovedor que el padre de familia sufrió una demencia senil que le llevó a la humildad heroica.  También es ilustrativa la vida del matrimonio Quattrocchi, recientemente beatificados cuyos hijos muchos de ellos se santificaron en la vida religiosa y algunos también fueron matrimonios santos.

Es conmovedor que dos de esos matrimonios sean españoles y pertenecieran a la Prelatura del Opus Dei, el matrimonio Ortiz de Landázuri y el matrimonio Alvira, cuyas causas de canonización en su fase diocesana tuvieron lugar en Pamplona y Madrid respectivamente.

José Carlos Martín de la Hoz

Dicasterio para los laicos, la familia y la vida, La santidad en las familias del mundo, “Libreria Editrice Vaticana”, Roma 2022, 205 pp.