La segregación de los judíos en el siglo XVI



            El reciente trabajo colectivo publicado por la
Universidad de Castilla-La Mancha, acerca de los judíos en los reinos medievales hispánicos, aporta reflexiones  muy interesantes acerca de las causas de la
expulsión decretada por los Reyes Católicos en 1492.


            En efecto, como señala la profesora
Moreno
: "Los judíos eran considerados servi regis, lo que significaba que se
encontraban en una relación directa con el monarca, el cual no sólo cobraba a
los hebreos un determinado tributo sino que se aprovechaba de sus habilidades
para situarlos en diversos cargos públicos, ante todo en los relacionados con
el mundo de
la
fiscalidad. Pero
al mismo tiempo el rey tenía la
obligación de prestar a la comunidad judaica la debida protección
" (p.15). De hecho en el Libro de las Partidas se
decía textualmente: "Viviesen como en
cautiverio para siempre, et fuerza y remembranza a los homes quellos vienen del
linaje de aquellos que crucificaron a Nuestro Señor Jesucristo
" (Partida
VII, tit.XXIV, ley 1).


            A mitad del siglo XII aumentó la emigración de judíos al
Reino de Castilla: "La caída del imperio
almorávide y su sustitución por el almohade, de tendencias aún más rigoristas,
supuso una tragedia para judíos y mozárabes, a los que se dio a elegir entre la
conversión al islamismo o la muerte
"(p.61). Y
empezaron los problemas con sus vecinos cristianos: "La creciente reticencia hacia los judíos fue propiciada, en alguna
medida, por el incremento demográfico de la población hebrea y, principalmente,
por el cada vez mayor peso del judío mercader y financiero en relación con el
judío agricultor
" (p.58).


            También dentro de las aljamas existieron disputas: "El enfrentamiento interno en las aljamas se
generalizó e intensificó a lo largo del siglo XII y tuvo uno de sus focos
principales en las disputas que surgieron en torno a la figura y la obra de
Maimónides, entre los defensores de un estricto sometimiento a la letra de la
ley y a la tradición, y los partidarios de una interpretación de la ley a la
luz de la razón; esta división se ahondó a lo largo del siglo XIII
" (p.63).


            Ya en el siglo XIV, en el Concilio de Vienne (1311), se
insistió en que la conversión de los judíos habría de producirse de forma
pacífica y voluntaria. Así señala el Prof. Carrete Larrondo: "No pocos judeoconversos se acercaron a la
pila bautismal no por necesidades perentorias, debidas a posibles persecuciones
(que sin duda las hubo), sino por personal conveniencia
" (p.94)


            Como comenta el Prof. Muñoz Solla: "Si la existencia de judeoconversos se percibió como un problema, fue
por la presencia de un tipo particular, extremadamente ambiguo en sus
comportamientos y de difícil carcaterización: el juadizante, el falso converso
que conservó sus creencias y prácticas mosáicas en la clandestinidad
"
(p.217). Y añade: "No todos los miembros
de una familia judía se acogieron ciegamente a la conversión, algunos optaron
por el bautismo, pero otros, permanecieron en sus antiguas creencias (…) los
contactos no se rompieron y siguieron comunicándose
" (219).


            Finalmente se llegó a decretar la Expulsión.
Como
subraya el
Prof. Ruiz Gómez: "La aceptación de esa
medida en muchas ciudades castellanas constituyó un síntoma evidente del
fracaso de la convivencia entre cristianos y judíos en la sociedad medieval y
del triunfo de la idea de la exclusión
" (248).


 


José Carlos Martín de la Hoz


 


Yolanda Moreno-Ricardo
Izquierdo (coord.), Del pasado judío en
los reinos medievales hispánicos,
ed. Universidad de Castilla-La Mancha,
Cuenca 2005, 288 pp.