La verdadera Alianza

 

La Alianza entre Dios y su pueblo Israel atraviesa todo el Antiguo Testamento y en muchos momentos la narración alcanza momentos llenos de acentos de una grandeza sublime pues Dios, nos dice el libro del Éxodo, es superfidelisimo en el amor y, por tanto, mantendrá su alianza con su pueblo escogido pase lo que pase y durará hasta el final de los tiempos, puesto que sus alianzas, como todas sus obras y acciones son eternas (39).

Entre las muchas y variadas lecciones de fe y de vida de fe expuestas por el profesor de teología dogmática de la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, Juan Luis Lorda, en su último trabajo titulado “invitación a la fe”, una de las más capitales es la de recordar al mundo quien es Dios, el autor de la Alianza y el contenido de la misma: el reino de Cristo que durará hasta el final de los tiempos, con el “cielos nuevos y la tierra nueva” (Ap 20, 11).

Alianza significa, por tanto, compromiso por parte de Dios e invitación al amor por parte del Ungido (42). Al ser una relación de una importancia extraordinaria y en régimen de una total desigual proporcionalidad por parte de la infinita paciencia de Dios, la conclusión más importante a la que llega nuestro autor será: “¿no valdría la pena enterarse?” (47).

Lógicamente, la principal aportación de este trabajo y su mayor profundidad se centrará en intentar acercar a lector, con un lenguaje sencillo y asequible, al encuentro personal con Jesucristo, de donde nace la pertenencia a la Iglesia y la vida cristiana, sobre la cual se irá edificado lo demás.

Es interesante que la salvación del pecado a la que todo cristiano es presumiblemente removido, es solo una consecuencia, pues el meollo fundamental de esta “invitación a la fe” está en descubrir que Dios es amor y que donde había pecado sobreabundo su gracia y perdón con solo reconocerlo (61).

Enseguida, nuestro autor con esa sabiduría práctica que posee abundantemente nos dirá: “Hay muchos problemas en el mundo que se pueden arreglar con inteligencia y medios técnicos, acertando en las ideas y los métodos, pero no se puede arreglar el fondo último de los problemas humanos, que es el pecado, que anida en el corazón de cada ser humano” (66).

Concluyamos este breve análisis de la obra de Lorda precisamente en el punto de la salvación del género humano, a la que Dios quiere llamarnos y adonde conduce la Alianza de Dios con el pueblo cristiano y que atraviesa también todo el Nuevo Testamento:  “Estamos hecho para vivir como hijos de Dios, con ese buen fondo interior. Pero lo estropeamos cada día un poco porque nos da pereza el bien y cedemos con demasiada facilidad a las tentaciones del mal. En momentos de inspiración, podemos aspirar a tener una conciencia limpia y a vivir amando a Dos como merece ser amado, y a los demás como Cristo amó. Pero para esto, sí que necesitamos un salvador. No nos podemos reconstruir a nosotros mismos” (69).

José Carlos Martín de la Hoz

Juan Luis Lorda, Invitación a la fe, ediciones Rialp, Madrid 2021, 204 pp.