La Virgen de los Desamparados

 

Hace unos días se ha celebrado (26 al 28 de abril) en la Facultad de Teología de la Universidad Católica de Valencia el XX Congreso de Teología Histórica y un Congreso Mariano y mariológico alrededor del centenario de la coronación canónica de la Virgen de los Desamparados.

Indudablemente, el Congreso además de una sólida carga científica con las tradicionales comunicaciones y ponencias, ha contado con una importante presencia mariana en el templo de la Virgen de los Desamparados.

Efectivamente, cuando parece que no hay nadie a quien podamos acudir en la tierra, es el momento de descubrir que hemos de buscar el consuelo de la Virgen Santísima que nos fortalecerá en la hora del desamparo y nos llevará a Jesús.

El 24 de febrero de 1407, el Padre Jofré, mientras se dirigía a predicar un sermón en la catedral de Valencia, oyó unos ruidos y risotadas en la calle, un grupo de personas se habían arremolinado y veían, sin hacer nada, cómo unos desalmados maltrataban a un enfermo mental en la calle junto a santa Catalina.

Consiguió, con su autoridad, que se fueran y, después de consolar al muchacho, continuó su camino muy impresionado y pensativo, por el doloroso hecho que acababa de vivir.

Después del sermón, todavía recogido en oración, resolvió poner todos sus esfuerzos y recabar la ayuda de algunas personas importantes de la ciudad para poner en marcha una casa de acogida para enfermos mentales. La hermandad se constituyó bajo la advocación de "Nostra Dona Sancta Maria dels Folls, Innocents e Desemparats" (Nuestra Señora de los locos, inocentes y desamparados).

El objetivo de la hermandad era atender a los enfermos, y debido a la hambruna de la época y el gran índice de orfandad, recoger de las calles a los numerosos niños abandonados.

Dos años después nombraron patrona de la hermandad a la Virgen como "mare dels dessemparats" allí acogidos, renombrando la advocación como de Virgen de los Desamparados.

Cuenta la historia que en año 1414 llegaron a la sede de la cofradía cuatro jóvenes, vestidos de peregrinos. Al recibirles el hermano cofrade que vivía en la casa, le dijeron que en dos días les podían hacer una imagen de la Virgen si les daban un lugar donde hacerlo y comida. Los llevaron al lugar conocido como La Ermita.

Pasados cuatro días y no oyéndose ningún ruido, forzaron la puerta y encontraron la imagen de la Virgen María. Los extraños peregrinos habían desaparecido; poco después sanó la esposa de un miembro de la hermandad, ciega y paralítica. El suceso dio origen a la leyenda de que "la feren els àngels" (la hicieron los ángeles). Como es bien sabido los favores y gracias continúan hasta nuestros días en el templo y en la devoción a la Virgen de los Desapamparados.

José Carlos Martín de la Hoz