Las conspiraciones durante el franquismo



El reciente estudio de Javier Domínguez rastrea las
conspiraciones judeomasónicas durante el Franquismo. El
trabajo parte de la base de los conflictos internos dentro del Movimiento
Nacional y dentro de cada uno de sus grupos, y cómo Franco fue manipulando a
todos para mantenerse en el poder. La tesis del libro es la utilización de la
propaganda anti judeo-masónica como un medio de mantener vigilancia frente a un
enemigo común a todos: "Podría afirmarse que, según la propaganda
franquista, la amenaza de la conspiración enemiga, especialmente del complot
judeo-masónico hacía necesario un poder central fuerte -en definitiva, una
dictadura- y una represión vigorosa" (p.407).


Por otra parte la cuestión judía en sí es utilizada por el
régimen como un modo de congraciarse con sus aliados del Eje: "En el
período comprendido entre el inicio de la guerra civil y el final de la guerra
mundial, las alusiones antisemitas del dictador
no están apenas ligadas a comentarios antimasones,
y son menos frecuentes que las de otras personalidades, e incluso,
relativamente moderadas si se tiene en cuenta el contexto" (p.91).


Como señala el autor: "En cualquier caso, no parece
que los judíos ocupasen durante mucho tiempo la mente del caudillo y como
sugiere el hecho de que no hablase a menudo de ellos. En realidad, sus
verdaderos enemigos no eran los judíos sino los comunistas y, sobre todo, los
masones" (p.97). Y más claramente: "Es probable que la frecuente
utilización del discurso anti-judeo-masónico con un fin cohesivo esté
relacionada con la doble obsesión de Franco por la unidad y la masonería, dos
temas que fueron objeto de innumerables discursos, sobre todo en los momentos
de crisis de la coalición autoritaria" (p.453).


Respecto a los orígenes del pensamiento de Franco por los
masones, el autor señala que: "Cualquiera que fuesen las razones de la
obsesión antimasónica de Franco, ésta parece haber cristalizado en vísperas del
alzamiento de julio de 1936.
A pesar de la presencia de masones en las filas de los
sublevados, el apoyo de la masonería a la República, hecho público al menos
desde octubre de 1936, no pudo más que confirmar la posición antimasónica de
Franco" (p.109). Y añade: "El rumor sobre la supuesta conspiración de
los generales Yagüe y Queipo fue así atribuida a la
masonería, al igual que la esperanza en la vuelta de la monarquía, todo con el
objetivo de desactivar una otra "
(p.313).


La obsesión antimasónica del dictador tomó cuerpo en la ley
de represión de la masonería y el comunismo del 1 de marzo de 1940: "con
este motivo se llevó a cabo una de las campañas de prensa más notables entre
todas las que tuvieron lugar" (p.316). La acusación de ser masón era la
peor que podía formularse: "tal identificación, por ligera que fuese,
podía tener consecuencias muy serias en un contexto en el que el discurso
antimasónico había venido acompañado por una represión meticulosa de los
masones españoles" (p.410). Es significativo el proceso llevado a cabo contra
Salvador Merino, Delegado Nacional de Sindicatos: "Como sabemos tras la
crisis de mayo de 1941, la Falange había dejado de existir en tanto que
organización autónoma con un proyecto político propio" (p.440). Y añade: "La maniobra constituía,
asimismo, una advertencia para todo aquél que en el futuro tuviera veleidades
de falangista radical" (p.444).


Es interesante la demostración de cómo Franco recibía,
estudiaba y daba instrucciones sobre documentos masónicos falsos (pp.154 y ss).


 


 


José Calos Martín de la Hoz


 


 


Javier DOMÍNGUEZ ARRIBAS, El enemigo judeo-masónico en la propaganda
franquista (1936-1945)
, ed. Marcial Pons, Madrid 2010, 526 pp.