Las construcciones teológicas del siglo XX



Desde Descartes hasta nuestros días se han ido produciendo
diversos sistemas filosóficos, en los que se ha continuado el giro
epistemológico que introdujo el método cartesiano. Es decir,
partiendo de la idea del yo
como sujeto pensante, verdadero principio de su filosofar. Una confianza
optimista en la razón que concluye en una autoafirmación del hombre. Medida de
todas las cosas y, en primer lugar, de sí mismo: la autonomía es un rasgo
esencial de la subjetividad.


Es claro que desde el siglo XVII muchos pensadores y los sistemas
filosóficos que crearon se detuvieron en las premisas, es decir, antes de
conocer la verdad que existe fuera de mí, se centraron en la pregunta acerca de
si existe algo fuera de mí, y, por tanto, si puedo conocer algo fuera de mi y,
finalmente, si ese conocimiento tiene la suficiente consistencia y veracidad
para darlo a conocer.


Esta es una cuestión
clave; al desarmar al hombre, despiezarlo, no lograban después volver a armarlo
de nuevo. Como afirmaba Maritain: "Jamás en la Filosofía moderna la
inteligencia y la voluntad llegarán a reconciliarse; y el conflicto de estas
dos facultades espirituales desgarrará cruelmente la conciencia de los hombres
de este tiempo" .


De cómo se plantee la antropología, la metafísica y la teoría del
conocimiento, se derivará la ética o el comportamiento humano. Mientras los
filósofos piensan en ello los hombres se mueven, actuan y hablan. Parece que
viven al margen de sus teorías, pero en realidad están influidos por ellos.


El hombre según Descarrtes debe ser dueño y señor de todas la
naturaleza. La ciencia pasa a
sacralizarse, de modo que parece ser la solución de todos los problemas
humanos. Además, como sabemos, el modelo científico se erigió en modelo de toda
ciencia y lo que no se adaptaba a él era mera opinión, fe o superstición. Desde
Descartes, Hume y Kant toda construcción filosófica debía parecerse a la
ciencia si deseaba ser tenido en consideración.


En ese sentido la
filosofía Aristotélico-Tomista, seguirá siendo hasta nuestros días, un modelo
de equilibrio y de armonía, capaz para los vuelos más altos del espíritu. Su
desarrollo sigue siendo una vía de salida del callejón en el que ha desembocado
el pensamiento de la postmodernidad.


En el siglo XIX y XX surgieron las
ideologías o sistemas cerrados de pensamiento para explicar la realidad. El
liberalismo, marxismo, etc. También desde el siglo XIX y su eclosión en el XX
se produjeron muchas construcciones teológicas que se apoyaban en filosofías
herederas de Descartes, de las que da cuenta Rosino Gibellini en su historia de
la Teología
del siglo XX,.


Una y otra vez el cardenal Raztinger
y ahora Benedicto XVI ha hablado de una nueva relación entre fe y razón. La
razón debe volver a la búsqueda de la verdad, sólo así la filosofía estará
abierta a la trascendencia y podrá superar el subjetivismo. Pero también la Teología debe volver a la Revelación, a la Tradición bajo la guía
del Magisterio, y dialogar con la filosofía para encontrar una nueva expresión
de la fe que la lleve a avanzar en el conocimiento y en la búsqueda de la Verdad Revelada.



 


 


José
Carlos Martín de la Hoz


 


Rosino
Gibellini, Breve
Historia de la Teología del siglo XX
, ed. PPC, Madrid 2011, 271 pp.