El análisis histórico de las dos Españas que acaba de publicar el hispanista inglés Henry Kamen (1936) desvela uno de los secretos mejor guardados de la historia pues en definitiva sus rastros deben buscarse en la época de Isabel la Católica y en la unión de los dos reinos de Castilla y Aragón que comenzó con el reinado de los reyes católicos y que se fue llevando a cabo lentamente con la unificación de la lengua, de los fueros y sobre todo de la cultura.
Indudablemente siempre hemos tenido, desde el XVI hasta la actualidad dos almas, dos mentalidades y dos maneras de enfocar la vida. Posteriormente esas dos Españas, una vez plenamente unidas, volvieron a mutar en dos maneras de entender la libertad, y en el siglo XIX surgieron los liberales conservadores y los liberales progresistas que vinieron a ocupar el espacio político y económico y que han derivado en el centro derecha y centro izquierda que hoy gobierna España, con sus alternancias que son muy sanas para sacar del Estado a los que, seguramente sin darse cuenta, acaban viviendo de él y para sus familias.
Ciertamente, la secularización acaecida en España desde el final de los años cincuenta con la entrada del libre mercado frente al régimen de autarquía, ha ocupado intensamente los procesos económicos, políticos y sociales pero el estado del bienestar ha sucumbido y estamos en sus últimos y más peligrosos estertores y, de hecho, las guerras en el mundo recientes, los populismos de derechas y de izquierdas lo están indicando a nivel mundial, aunque la inmensa masa de la sociedad está situada en el centro.
Lo más interesante de todo es que cada vez las dos Españas se irán pareciendo más y, en cambio, se irán poblando más los extremos, porque la nueva civilización será global, progresista, secularizada y materialista, feminista, solidaria, digital, globalizada, con traducción simultánea y será cristiana si los cristianos metemos el hombro y aportamos nuestra personal encarnación del evangelio para solucionar los problemas de nuestro tiempo.
Como se pudo ver en la Segunda República había dos Españas muy marcadas una contra la otra políticamente en la que denominaban unas fuerzas anticlericales que dieron un matiz tremendo contra la Iglesia.
Ciertamente existía una tercera España que creía en la democracia que creía en Dios o era respetuoso con la religión y que, si hubiera logrado hacerse oír hubiera podido llevar a España por el camino de la democracia. Desgraciadamente, esa tercera España quedó ahogada entre las otras dos. Actualmente, vivimos en una sociedad democrática donde las dos Españas han surgido como la escisión en dos de aquella incipiente tercera. Verdaderamente la mayoría de la población es de centro y lo comprobaremos en las siguientes elecciones.
José Carlos Martín de la Hoz
Henry Kamen, Las dos Españas. Conflictos y solidaridades, Espasa, Madrid 2025, 358 pp.