Siempre es tiempo para leer, cosa que sabe bien todo lector habitual. Hasta la persona más atareada y ajetreada por la vida, cuando es un lector convencido o si tiene un libro a medias que le encandila, siempre encuentra huecos.  Es divertido cuando un padre descubre a su hija sentada en cualquier silla. Lo cuenta Sanmartín: “ ´¡Por fa!, un minuto más…’ dice una de mis hijas desde su cama, absorta en la lectura. ‘Déjame acabar la página, ¿sí?’, dice la otra en la misma posición y sin levantar la vista de su libro. Esta es la cantinela que tengo que escuchar noche sí noche también”[1]. Eso, es un tesoro.

La lectura es, sin duda, una actividad espléndida para todos, jóvenes, mayores y niños. Es formativa, especialmente cuando se cuida bien la selección de los libros. Es divertida cuando hay historias simpáticas que ayudan en la propia vida. Es una actividad que genera un hábito utilísimo para toda la vida de las personas.

Y el verano es un tiempo especialmente adecuado para leer mucho. Para eso hay que tener una cierta preparación previa. Hay que pensar en lo que pueden leer los niños, los jóvenes, los mayores. Dice Sanmartín Fellonera: “La intención era y sigue siendo muy modesta: si puedo ayudar a que un niño se acerque a la verdad, la belleza y el bien a través de la lectura de libros me sentiré satisfecho, aunque no sea más que uno”[2]. Por algo se empieza y la experiencia dice que cuando un chaval ha disfrutado leyendo un buen libro, está dispuestísimo a seguir leyendo.

Por eso hay que estar preparados. Si uno es un gran experto, rápidamente se da cuenta de que debería meter en la maleta para las vacaciones tal o cual libro, que será bueno para su hijo adolescente, y este para la niña de 10 años, etc. Pero sería una pena no llevar libros en la maleta solo porque “no tengo ni idea de qué le puede gustar…”.

Para esto llevamos trabajando en el clubdellector.com desde hace años. En “Búsqueda avanzada/Género, se elige “Infantil” o “juvenil” si es el caso. O literatura, para más mayores, y se pone en “Valoración”, cuatro estrellas o tres estrellas, y ya hay multitud de títulos que pueden servir. Es importante ser consciente de que no todos los libros de infantil, por ser para niños son buenos. Se están introduciendo actualmente ideologías de lo más dañino. Ideología de género, con todo tipo de obscenidades e inmoralidades.

“Hay algo que nuestros hijos ansían sin saberlo: que les salvemos de la devastación que la modernidad está causando en sus almas, desfigurando y masacrando su sensibilidad y su capacidad de asombro. Y quizá estemos todavía a tiempo de hacer algo”[3]. Estamos a tiempo, hay que ponerse, no podemos dormirnos.

“El desinterés por la lectura es un tema preocupante para los padres de hoy. La televisión y las nuevas tecnologías e Internet se han ido adueñando del ocio de los niños en detrimento de la lectura, mutilándolos culturalmente y conformando (¿seguro que no deformando?) su forma de ver el mundo, de comunicarse y de pensar, ¿o quizá de dejar de pensar? Se trata de una tragedia cultural que va más allá de la cultura misma”[4].

Es importante ser conscientes de que desde dentro de la familia podemos hacer mucho.

Ángel Cabrero Ugarte

 

[1] Miguel Sanmartín Fellonera, De libros, padres e hijos, Rialp 2022, p. 24

[2], Idem p. 19

[3] Idem, p. 21

[4] Idem, p. 20