Los comienzos de la Acción Católica en España

 

El profesor Fernando Crovetto, teólogo e historiador, secretario de la Revista del Instituto Histórico san Josemaría Escrivá de Roma, “Studia et documenta”, está especializado en historia del Opus Dei y, por tanto, en la historia contemporánea religiosa y civil de España e Italia del siglo XX.

En esta ocasión ha tomado pie para su investigación de una inteligente comparación: la ejemplaridad e influencia de la Acción Católica italiana, ampliamente recomendada por el santo Padre Pío XI como modelo desde el inicio de su pontificado, en la Acción Católica española desde los inicios de esta última hasta la guerra civil española (1929-1936).

Es interesante comprobar cómo el Nuncio de Su Santidad en España, Federico Tedeschini, desde los comienzos de su tarea en España y, especialmente, desde el advenimiento de la Segunda República, el 14 de abril de 1931, puso gran parte de su confianza en el despertar de los laicos a través de la Acción Católica que la revitalización de otras instituciones (69).

Asimismo, la excesiva confianza en la Acción Católica expresaba claramente que las autoridades eclesiásticas no terminaban de captar el impresionante fenómeno secularizador que invadía todos los ámbitos de la vida social, política y cultural y, por tanto, no captaban las raíces del problema para poderlo atajar (21).

De hecho, Tedeschini recibía de Roma, en 1931, el necesario respaldo para poner sobre los hombros de los obispos residenciales la dirección de la Acción Católica en detrimento de la dirección única del Primado y cardenal de Toledo como venía sucediendo desde el comienzo: “Esta decisión causó fuertes discusiones y al final fue abolida” (71).

Lógicamente, ante la convulsa situación cultural, política y social de España en 1932, con la expulsión de los jesuitas, el impulso del estado de las escuelas de magisterio en detrimento de la educación confesional, la supresión del presupuesto de culto y clero, la separación Iglesia-Estado y tantas situaciones como se produjeron, se procedió a la elaboración de unos nuevos estatutos y al nombramiento del director del periódico El Debate Ángel Herrera, tomando como modelo la Acción Católica Italiana más experta en la lucha con los gobiernos liberales (74).

El trabajo, en adelante, desarrollará lo que de manera muy sintética planteaba el autor tras presentar los Estatutos de 1932. Las notas más características de la nueva Acción Católica que va a desarrollar son cinco: “Tres de ellas tenían un carácter positivo: la participación en el apostolado jerárquico, la centralidad y la unidad, y la universalidad; mientras que las otras dos tenían una connotación negativa: la Acción Católica tenía que estar alejada de la política (los partidos políticos) como de las actividades económicas y profesionales” (75). Indudablemente el debate sobre el papel del laicado en la Iglesia estaba ya planteado (413).

José Carlos Martín de la Hoz

Fernando Crovetto, La acción católica de Pío XI en España. La influencia de la experiencia italiana (1929-1936), ediciones Eunsa, Pamplona 2021, 450 pp.