Los policías neuróticos de la novela negra



Hace unos días una persona me
contaba que conoce a tres policías: dos de ellos son grandes profesionales,
devotos del lema "proteger y servir" que tanto sale en las películas; otro, por
el contrario, vive en un ambiente sórdido, amargado por tanto contacto con el
lado oscuro del hombre. Ya me gustaría a mí que en la novela negra al menos existiera
esta misma proporción en la que solo "uno de cada tres" es rarito.



¿Por qué los policías de novela
están siempre amargados, viven solos, son cínicos y se plantean la duda de
delinquir? La verdad es que no tengo una respuesta, pero aprovecho para
reivindicar a esos policías literarios que llevan una vida normal, tienen
hijos, son fieles y solo usan la pistola cuando verdaderamente están
amenazados.



Desde hace una temporada estoy
leyendo las novelas de Wallander, o sea, Mankell, y de Brunetti, o sea, Donna Leon. Nunca las hubiera
disfrutado tanto como ahora que las intercalo y comparo ambos personajes. Wallander, aunque atractivo, tiene las características del
ser desamparado, amargado, igual que un Montalbano de
Camilleri o el Bevilacqua
de Lorenzo Silva. Brunetti es un ser cercano, amante
esposo, un profesional que llega a su casa a la hora de la cena, se toma una
copa de vino con su mujer y hablan de los hijos. El lector acaba conociendo a Brunetti y (por lo menos a mí) resulta simpático.



Hace años Ludwig
von Mises escribió
un ensayo (The Anti-Capitalistic Mentality, 1956)
sobre la crítica implícita al sistema capitalista que conlleva el pesimismo
inherente al ambiente de la novela negra. Es este el único ensayo no filológico
que conozco, aunque no descarto que haya más, que trate el tema en clave
social, a pesar de que las conclusiones a las que llega no estén bien
fundamentadas. Lo positivo de von Mises es que ya se
dio cuenta de que todos los personajes transmiten normalmente una visión
negativa del hombre y de la sociedad.



Brunetti
es un contrapunto, casi un antihéroe, del policía tradicional, sin embargo,
quizá por eso, más real que esos personajes depresivos que asaltan las
librerías por doquier. Desde hace décadas, la literatura negra se ha llenado de
detectives y policías neuróticos, desde Holmes a Poirot (fascinantes aunque extravagantes donde los haya)
pasando por la solterona Miss Marple, los
investigadores proponen un modelo de persona que realmente logra un fenómeno
curioso en la literatura: el lector no se puede identificar con ellos, lo
contrario que sucede con los héroes, pero sus historias enganchan y crean
verdaderas masas de admiradores.




Tal vez la novela negra podría desembarazarse de ese fantasma neurótico,
de esa bohemia un tanto desfasada y crear personajes con los que el lector
pueda identificarse e incluso admirar no solo por sus dotes detectivescas, sino
también por la calidad humana de su vida. ¿Dejaría por eso de ser novela negra?






Carlos Segade


Profesor Titular
del Centro Universitario Villanueva




Para leer más:



Mankell,
Henning: La Quinta Mujer


http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=85


Leon, Donna: Muerte en la Fenice


http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=4994


Camilleri, Andrea: El Miedo de Montalbano


http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=3062


Gur, Batya: El Asesinato del
Sábado por la Mañana


http://www.clubdellector.com/fichalibro.php?idlibro=5018