Los primeros cristianos



La obra
del célebre historiador alemán Klaus Berger, recientemente editada en
castellano, sobre los primeros cristianos, vuelve a recordar que ese Dios que
habla por medio de su Hijo, sigue hablando al mundo y a cada hombre y continúa
saliendo el encuentro de cada uno de los seres que ha creado. Ese contacto
entre Dios y el hombre ha dejado muchas huellas, en primer lugar en los hombres
y mujeres de fe y en sus descendientes hasta el día de hoy. También, en los
Sacramentos instituidos por Jesucristo, en las sagradas Escrituras, en los
escritos de los Padres de la Iglesia y en los documentos artísticos y
literarios.


En la
concepción cristiana de los orígenes del cristianismo, se da una perfecta
armonía entre Escritura, Tradición e Iglesia. Es
importante resaltar que la intervención de Dios en sus obras ad extra pone un fin en ellas, de ahí
que la historia tenga un sentido, un valor, al que llamamos historia de la
salvación.


Cristo
es el centro de la teología de la historia y de la historia de la salvación. Pero
también el hombre, como objeto de los desvelos de Dios, es historia y su fe ha
dejado huellas que podemos rastrear en la historia. En ese
sentido, es Dios el protagonista principal de la historia y también lo es el
hombre con su libertad. Así pues, la historia humana se compone de gracia y
libertad, pues la teología de la historia es siempre, por parte de Dios, empeño
salvífico. Antes de la Encarnación el hombre buscaba a Dios a tientas, después
de la Encarnación, es Cristo quien busca a cada hombre y carga muchas veces con
él.


De
hecho, el ataque respecto a los orígenes históricos del cristianismo que es
habitual desde la Ilustración, proviene de los que desean convertir el
cristianismo en pura fe, sin datos históricos. En la historia de los textos
antiguos, se han dado constantes tergiversaciones, e ideologizaciones. Es
difícil, pero importante, acudir a los textos sin ideas preconcebidas, como,
por ejemplo, cuando Renán negaba la posibilidad del
milagro y por eso negaba la divinidad de Jesucristo. Como recordaba Benedicto
XVI: "Hoy en día se somete la Biblia a la
norma de la denominada visión moderna del mundo, cuyo dogma fundamental es que
Dios no puede actuar en la historia y que, por tanto, todo lo que hace
referencia a Dios debe estar circunscrito al ámbito de lo subjetivo
" (Jesús
de Nazaret
, Ediciones B, Barcelona 2007, p.60)


Hay
muchos ejemplos históricos de ese cruzarse entre Dios y los hombres: los
documentos primeros del cristianismo, los papiros y códices que conservamos de la Sagrada Escritura,
especialmente del Nuevo Testamento, la llamada de Dios a la santidad y su
reflejo en las vidas de cristianos, el milagro de los mártires, la regla y la
defensa de la fe, la inculturación del mensaje evangélico en diversas culturas,
el problema del mal, la lucha de la Iglesia ante las ideologías, la acción
social de la Iglesia, la santificación del trabajo, etc.


Cristo
ha permanecido con nosotros estos siglos, como estuvo con sus discípulos desde
la Resurrección hasta la
Ascensión. Vale la pena leer este trabajo de Berger, donde el
autor entra en la vida de los primeros cristianos, expone sus vidas y sus
rastros históricos y en donde aventura hipótesis interesantes y apreciaciones
opinables.


 


 


José Carlos Martín de la Hoz


 


Klaus BERGER, Los
primeros cristianos
, ed. Sal Terrae, Santander
2011, 374 pp.