Los santos árbitros de la cultura

El eminente profesor irlandés Peter Brown (Dublín 1935) ha reditado en castellano su famoso trabajo sobre “El mundo de la antigüedad tardía” (Londres 1971, ed. Thames & Hudson), en una cuidada publicación de manos de Taurus, sobre todo, con el interés de contribuir a moldear la nueva cultura y la nueva civilización que está surgiendo en la cultura occidental desde el ocaso del estado del bienestar y las políticas socialdemócratas.

En cualquier caso, escuchar la voz de la historia que transcurre en el largo proceso de cinco siglos entre Marco Aurelio y Mahoma con epicentro en la cuenca del mediterráneo es expresivo de lo que llama nuestro autor “los santos árbitros de la cultura” (9) y que caracterizará esta obra traducida del inglés nada menos que por Antonio Piñero catedrático de la Complutense y buen conocedor de la época de la que estamos hablando.

Como suele ser habitual en las obras de este historiador, ni la metodología será la habitual, ni los acentos típicos, ni, por tanto, las conclusiones serán las habituales. En esta obra, como en toda la carrera del irlandés existe siempre el factor sorpresa; la documentación inédita, el ángulo de visión inusitado, que en el caso que nos ocupa será demostrar con sólidos argumentos la tardanza de la cultura clásica, de la religión pagana, del pensamiento de los senadores romanos y de los estamentos de gobierno del imperio para asumir que el cristianismo era desde Teodosio la religión oficial del imperio (46).

Evidentemente, para nuestro autor las bases metodológicas del triunfo del cristianismo en la corte imperial no serán nunca las de carácter sobrenatural o las de la solidez y coherencia doctrinal, sino algo tan constatable como haber asumido el derecho romano y ponerlo en conjunción con el naciente derecho canónico para gobernar con ellos al pueblo y a la Iglesia (13).

Comenzar el itinerario con Marco Aurelio significa dar entrada a un emperador que creía en un Dios no cristiano (73) y las primeras polémicas “Zeus vs Deus” entre el paganismo y el cristianismo: Celso y Orígenes; Porfirio y Eusebio de Cesarea; Juliano el Apóstata y San Agustín, lo que le permite arrancar el largo itinerario hasta Mahoma en Oriente y occidente (74-84)-

Es muy interesante, la afirmación expresada por Brown y que marcará como hilo conductor su tarea: “Todos los hombres que dejaron huella en el mundo romano de los siglos III y IV creyeron que actuaban como servidores de Dios o de los dioses, y se orientaron ávidamente hacia lo sobrenatural para conseguir guía y sanción en una época perpleja” (75). De hecho, cuando llegue la hora de concluir su tratado con la expansión del Islam, recordará la famosa afirmación del embajador árabe en la corte del Sha de Persia acerca de cómo había cambiado la pésima consideración del pueblo árabe, “pero Dios ha suscitado un profeta entre nosotros” (242).

José Carlos Martín de la Hoz

Peter Brown, El mundo de la Antigüedad tardía. De Marco Aurelio a Mahoma, ediciones Taurus, Madrid 2020, 278 pp