Maravilla de maravillas: conocemos

 

El maestro Alejandro Llano, catedrático de metafísica de la Universidad de Navarra, especialista en Kant y en el pensamiento de la postmodernidad, está en un momento de máxima producción intelectual: se nota en sus obras como las ideas fluyen, se entrecruzan, la capacidad de relación se estrecha, una idea lleva a otra, en una maravillosa concatenación, como la expresada en el título de esta obra.

Desde la Nueva sensibilidad, Alejandro Llano no para de leer, pensar, estudiar, preparar conferencias y libros. Está en su cenit y ojalá sea por muchos años. Su lectura cada vez es más interesante y certera.

Es más, va a un ritmo de un libro por año, cada vez más actual y claro. Es importante que Alejandro sepa que le leemos, alguien debe decirle: "no pares", aunque sea uno solo el que te critique, tú sigue. Lo importante es ir adelante.

Ya decía Pascal que la verdad es poliédrica, tiene tantas caras y facetas, que es imposible agotarla y abarcarla. Tantos ángulos que hacen falta muchos pensadores para escribir y abrir horizontes.

Conseguir lectores es más fácil, y tarde o temprano aparecerán de múltiples edades y sensibilidades, pero aparecerán, como los Reyes magos y la ilusión de la noche más mágica del año.

Un libro nuevo, una idea nueva para contemplar y saborear. Como sabemos Newman dedicó su vida a perseguir al liberalismo en cuanto indiferentismo en materia religiosa (p. 13). La libertad no se puede desplegar de espaldas a la verdad: "El proyecto moderno se nos antoja fracasado en sus ambiciosos programas de ilustración general, paz perpetua y de la igualdad económica" (p. 35).

La aparición de especialistas sin alma y vividores sin corazón, hacen inquietarse al pueblo. Por una parte hay solidaridad, pero por otra mucha independencia: "cuando me venga bien" (51).

E interesante, la afirmación de Habermas en su diálogo con Ratzinger, cuando reconoce, por fin,  que hay un desequilibrio entre el respeto a las opiniones del ateo que a las del creyente (53).

Por eso, reacciona Llano: "A mi juicio la principal debilidad de los cristianos es el desinterés generalizado por la cultura" (56)

Es interesante, la vuelta que se está dando a la metafísica mínima: "Actualmente, el modo más prometedor de pensar es un realismo que se abre esperanzadoramente a la gracia primera de lo real' (78). Pero, añade, Llano que "Lo que falta en la penetrante teoría clásica de la excelencia o virtud es, precisamente, el reconocimiento del valor positivo de la dependencia de unos de otros" (80)

Por eso puede afirmarse que "No se trata con la filosofía de descifrar enigmas, sino de descubrir portentos"(89).

La filosofía moderna, nos dirá con gran lucidez, ha arrancado al ser del centro y lo ha sustituido por el pensamiento, pero no logra pensar con normalidad (90). Por eso, resulta capital reconstruir el camino, tanto en la metafísica, para recolocar el centro en el centro y la teoría del conocimiento, para pensar con el pensamiento: "Solo podemos escuchar de otros y comunicar a otros aquello que nosotros mismos podemos hacer" (Kant 1794 a Beck).

Ya al terminar este recorrido, nos dirá Llano: "La acción de unir diversas representaciones y comprender su multiplicidad en un único conocimiento" (113). Así pues, para Tomas la creación es ser de la nada. Ser de la nada o es sino no ser de algo. La creación de la nada en el sentido de que no es de algo, ex nihilo (217).

La metafísica elemental, por tanto vuelve a imperar, a ser la brújula latente que lleva a la teoría del conocimiento.

 

José Carlos Martín de la Hoz

Alejandro Llano, Maravilla de maravillas: conocemos, ed. Eunsa, Pamplona 2017, 273 pp.