Mártires y martirio en la modernidad

 

El profesor estadounidense Alejandro Cañeque, Departamento de Historia de la Universidad de Maryland es el autor de un extenso y documentado estudio acerca de la figura del mártir y del martirio en la Iglesia católica, primero en general y, después, centrado en la modernidad.

 Efectivamente, con este volumen pretende dar a conocer al gran público que han existido los mártires y que ha habido martirios en todas las épocas de la historia y, por supuesto, los habrá lógicamente hasta el final de los tiempos, pues ya Jesucristo lo había anunciado repetidamente: “como me han perseguido a mí, os perseguirán también a vosotros” (Io 15, 18).

La otra peculiaridad del trabajo que tenemos entre manos es la frialdad del tratamiento que hace el autor de los datos, la poca empatía y agradecimiento conmovido por los frutos de santidad y de ejemplo heroico de la fe que, sin embargo, producirá en los lectores de este trabajo.

La Iglesia es divina y Dios la conduce sana y salva a pesar del oleaje de la persecución externa e interna, pues es de origen divino, con modos y sacramentos divinos, pero compuesta de hombres. Dios quiso desde el principio conservar su memoria (23, 30).

Así pues, en el extenso volumen que deseamos presentar ahora, se recogen expresamente con abundancia de datos y de documentación, la figura de los mártires y del martirio en la Iglesia católica en los siglos XVI y XVII, es decir en el comienzo de la modernidad.

La peculiaridad abundantemente subrayada por el autor es que esos hechos tuvieron lugar en las periferias de la Iglesia Católica, cuando le faltaba poco para considerar que “había predicado a todas las gentes y se “había implantado en todas las culturas y civilizaciones, es decir que estaba ya asentada y definitivamente culminada la etapa de la expansión de la fe,

Por los ojos del lector pasarán los mártires del Japón, de la Patagonia, del Canadá, de la India, de la China, así como, en el otro extremo, la persecución religiosa de la Iglesia anglicana bajo el cetro de Isabel I, para procurar el exterminio del culto católico al identificar cristianismo y estado en el anglicanismo.

Evidentemente nos conmoverá las fidelidad de la prueba, por ejemplo, el Shogun al condenar a muerte a los cristianos, lo hacía motivado por una gran desconfianza y animadversión inducida por unos extranjeros (protestantes calvinistas holandeses) hacía unos misioneros jesuitas que habían traído una fe de fuera que podría ser conmovedora y que estaba haciendo felices a millones de japoneses y desarrollando la caridad cristiana como jamás se había visto allí, pero que podrían convertirse en agentes del poder occidental y, por tanto, que podrían traer al poder extranjero (figura 13, p. 240). 

José Carlos Martín de la Hoz

Alejandro Cañeque, Un imperio de mártires. Religión y poder en las fronteras de la Monarquía Hispánica, ediciones Marcial Pons Historia, Madrid 2020, 475 pp.