Meditación en Pedralbes

Recientemente, mientras visitaba el magnífico claustro del monasterio barcelonés de Pedralbes, me llamó la atención el comentario de un profesor a los que lo acompañábamos. "Actualmente, nos fijamos sobre todo en el cómo y acudimos a la ciencia, pero en la Edad Media les importaban más el por qué y el para qué", vino a decir, y siguió con una muy interesante explicación sobre el gótico catalán, la historia del monasterio, las costumbres de la época, y prestó especial atención a la llamada capilla de San Miguel, recientemente restaurada, y a explicarnos los frescos de Jaume Ferrer Bassa (¿1285?-1348), que algunos llaman "el Giotto catalán", salvando las distancias, puesto que el florentino ha sido probablemente uno de los más importantes pintores de la historia.

    Mientras paseaba por el claustro y por los alrededores del monasterio, di vueltas a lo que había escuchado. He de reconocer que a mí siempre me han ocupado y preocupado el por qué y el para qué, más incluso que el cómo, quizá por mis limitaciones en el campo de la ciencia experimental. Pero me pregunto si tiene sentido estudiar el cómo, si no hay un por qué ni un para qué. Es más, pienso que el hecho de que nos preguntemos por el cómo nos abre a una racionalidad y a una trascendencia que tendrían que llevarnos a considerar el por qué y el para qué de la existencia, de la creación, de la historia…, de todo.

    Sin embargo, parece que no es así o que no siempre es así, cuando abunda en nuestro entorno la indiferencia frente a las grandes cuestiones y una fe ciega en la ciencia, mientras se ignoran sus límites –como dice Juan Luis Lorda, "no podemos esperar mucho de una materia que ha hecho el mundo sin darse cuenta" (Los diez mandamientos, pág. 38)– y los peligros que puede acarrear si se deshumaniza y se separa de la ética. Es evidente que ni la física ni la química conocen, piensan, sufren, aman, son felices…, cosa que sí hacemos o intentamos los hombres. Por eso uno llega a la conclusión de que nuestros antepasados no andaban descaminados al preguntarse por el por qué y el para qué, por esto levantaron templos y catedrales, mientras parece que ahora nos conformamos con construir grandes superficies para satisfacer el consumismo efímero.

Luis Ramoneda