Metafísica y modernidad

 

La desastrosa situación actual de la cultura de la posmodernidad y el vacío intelectual que ha dejado en el mundo del pensamiento occidental; sumido en una férrea dictadura del relativismo y en una profunda infecundidad, hace que el profesor Bruno Latour (1947) ensayista y profesor de Ciencias Políticas de la Sorbona en París, se replantee cómo era en realidad la modernidad y qué venía a cambiar, de modo que al volver al inicio se pudiera, posteriormente, rehacer parte del camino.

Así pues el objetivo de esta colección de ensayos que deseamos presentar ahora, aunque sea brevemente, del profesor Latour, se presenta de modo provocador y radical, al afirmar con toda crudeza que en realidad” Nunca fuimos modernos” (137). Por eso, concluye nuestro autor; ha fracasado el posmodernismo, pues no se oponía ni sucedía a la modernidad post cartesiana o propiciada por Diderot, en la Enciclopedia, puesto que no encarnaron la auténtica modernidad (139).

Inmediatamente, acudirá al fondo de la cuestión, es decir, al llamado “olvido del ser” por parte de la filosofía cartesiana, de Kant y, por supuesto, de los grandes autores del idealismo alemán hasta llegar al gran y definitivo enterrador de la metafísica tradicional Heidegger. “Al deconstruir la metafísica, Heidegger designa el punto central donde todo se sustenta, alejado tanto de los sujetos como de los objetos: ‘lo sorprendente en este pensamiento del Ser es lo que tiene de sencillo. Eso es ni más ni menos lo que nos aleja de ella”’. Y terminará nuestro autor con otra afirmación del mismo Heidegger: ‘el pensamiento volverá a descender en la pobreza de su esencia provisional. Reunirá al lenguaje con miras al decir sencillo. Así el lenguaje será el lenguaje del ser, así como las nubes, son las nubes del cielo’” (99).

Seguidamente, recuerda a Heráclito y, en general, a la filosofía griega que consideraba que en todos los lugares estaban los dioses. entonces se preguntará el profesor Latour” ¿por qué los filósofos ya no los reconocen?”.

A esa pregunta añadirá inmediatamente la cuestión de los orígenes de la pérdida de la metafísica: “¿quién olvidó al Ser? Por supuesto que nadie, nunca, de no ser así la naturaleza estaría en realidad dispuesta como un almacén”. Enseguida, recordará que muchos “perdieron las huellas del Ser distribuidas en todas partes de los entes. Si, despreciando lo empírico, nos retiramos de las ciencias exactas, después de las ciencias humanas, luego de la filosofía tradicional, más tarde de las ciencias del lenguaje, y nos replegamos en su bosque, entonces, en efecto, experimentamos una falta trágica”.

Y, finalmente, concluirá: “Tenemos todo porque tenemos el Ser, y los entes, y jamás perdimos la diferencia entre el Ser y los entes. (…). Nadie puede olvidar al Ser porque jamás hubo un mundo moderno, y, por consiguiente, una metafísica. Siempre somos presocráticos, precartesianos, prekantianos, prenietzscheanos. Ninguna revolución radical puede separarnos de esos pasados. Si, Heráclito guía con más seguridad que Heidegger: ‘también aquí están presentes los dioses’” (101).

José Carlos Martin de la Hoz

Bruno Latour, Nunca fuimos modernos. Ensayos de antropología simétrica, ediciones Siglo Veintiuno, Buenos Aires 2012, 221 pp.