Me ha impactado la lectura de esta novela de Juan Tallón (Orense 1975), uno de nuestros mejores escritores en lengua castellana del momento, simplemente por la prosa sencilla y elegante, llena de detalles que captan el ambiente, la personalidad, el hacer de las gentes normales.
En este caso, Tallón nos dibuja la vida “a mil cosas” de una joven pareja de treintañeros madrileños con su bebé, su trabajo, sus amigos, sus rutinas y sus padecimientos del clima continental y de los avatares de la vida.
Evidentemente, según se va adentrando el autor en narrarnos los mil pormenores de la vida y de la organización de la vida familiar y social se va echando cada vez más en falta el sentido de la vida de esta pareja que, como la de tantas otras, se van dejando el amor atrás.
Es cierto que se quieren y que, de alguna manera, se cuidan el uno al otro se hablan y se escuchan, están a por todas en casa, con el niño. Ciertamente, están en las necesidades del otro, pero hay algo que no funciona y es sencillamente que, o cultivan decididamente el amor romántico entre ellos, o terminarán en la rutina del amor, el divorcio y la búsqueda de nuevas sensaciones.
Efectivamente, aparecen las dificultades de la vida, como se va narrando la novela y, precisamente, sucede en los días de más calor, previos a la salida para las vacaciones, pero la vida es así.
Tantas veces hemos aconsejado leer la parábola de la casa cimentada sobre roca, la única que puede soportar los golpes de la vida, las tempestades del ambiente, la dura prueba de lo cotidiano, del día a día.
Ciertamente, hace unos años comenzaron a publicarse unos libros sencillos de ideas, de argumentos para el diálogo, que se llamaba “o crece o muere”. Efectivamente, no creció y se murió.
Con las jóvenes parejas pasa exáctamente igual, hace falta la conversión diaria al amor, en lo pequeño, en los detalles, en las sorpresas para el fin de semana, en saber dejar el niño a los abuelos e irse un fin de semana para crecer en la intimidad del amor conyugal siempre adelante.
El Santo Padre Francisco recomendaba a las parejas maduras en el amor estar especialmente pendientes de las parejas jóvenes hasta comprobar que el ritmo de los detalles de cariño aumenta de día en día, solo entonces empezará a retirar el rodrigón para que el árbol crezca fuerte y seguro.
José Carlos Martín de la Hoz
Juan Tallón, Mil cosas, Anagrama, Barcelona, 2025, 149 pp.