Llevo ya muchos años asombrado del éxito que conserva el autor francés, Michel Montaigne (1553-1592), en nuestro tiempo, tanto en número de ediciones de sus obras, especialmente, los famosos “Ensayos” como de trabajos sobre su prosa, su pensamiento o su relación con otros autores de la pre-ilustración francesa.
Antoine Compagnon (1950), catedrático emérito de literatura francesa de la Universidad de la Sorbona, se acercará a la figura literaria y humana de Montaigne con toda precisión.
El trabajo que ahora deseamos comentar, bastante breve pero enjundioso, comenzará preguntándose el porqué del éxito de Montaigne desde el siglo XVII hasta nuestros días, para terminar encandilado con la prosa y la candidez del discurso del antiguo alcalde de Burdeos.
Seguramente el “gato encerrado” que esconde la siempre perenne obra de Montaigne se deberá al uso de la alegoría a lo largo de sus ensayos y en esa capacidad de hablar sin hablar, de descubrir lo que hay detrás de la prosa, deberá componer la fórmula mágica, o el gato encerrado.
Es interesante que la clave de la alegoría de Montaigne se encuentre, para Compagnon, en el “escepticismo aristocrático” (19) que parece aunar a autores tan dispares como Rousseau y a Voltaire (20).
Asimismo, Compagnon no tendrá ningún reparo, a pesar de ser francés, de criticar la prosa de Montaigne pues le parece exagerado tanto el éxito de ventas como de los juicios de valor (34). Sobre todo, cuando es encumbrado como el que ha logrado: “una nueva conciencia del otro” (38).
Finalmente, Compagnon se centrará en un estudio largo y prolijo de la alegoría en Montaigne con muchas precisiones, clasificaciones, crítica textual y distinciones hasta descubrir en la alegoría y los sentidos de la escritura, “el gato encerrado” del éxito de Montaigne (77).
Ciertamente Montaigne criticará a la Iglesia y a la sociedad de su tiempo, pues está hondamente escandalizado por las guerras de religión y especialmente por la noche de San Bartolomé de 1572 en Francia.
Seguramente, los autores de su tiempo buscaron en esa crítica el espíritu de la Ilustración que vendría enseguida y que tomaría a Montaigne como un adelantado en la desconfianza de Dios, que ese sería el giro copernicano de los agnósticos deístas o de la propia cultura de su tiempo llena de ignorancia y superstición.
José Carlos Martín de la Hoz
Antoine Compagnon, Gato encerrado. Montaigne y la alegoría, Acantilado, Barcelona 2011, 113 pp.