Mujeres de la posguerra

 

La historiadora y periodista Inmaculada de la Fuente, a través del estudio de la producción literaria y de entrevistas personales, análisis biográficos etc., de autoras tan importantes para la historia de la literatura como Carmen Laforet, Carmen Martín Gaite, Josefina Aldecoa y otras muchas mujeres escritoras más, logra realizar una síntesis biográfica de la mujer y de la mujer en la cultura de la posguerra tanto en España como en el exilio.

El resultado de su amplia y documentada investigación sobre las mujeres, y la mujer culta, en ese periodo, arroja luces y perspectivas muy interesantes para iluminar la historia social y vital del franquismo, La lectura de esta obra ofrece un cambio de perspectiva, pues hasta el momento había primado el ángulo de visión político, económico y social y muchas veces reducido a la esfera del hombre y de su actividad.

Es interesante cómo con gran sutileza y habilidad, la autora, logra convertir los argumentos de las novelas y requiebros de las tramas en hechos reales, en pensamiento cierto y en argumentos utilizados por muchas mujeres y muchas maneras de pensar, es decir, logra hacer dela literatura, historia viva.

Es evidente que novelas como “Nada” (1944) de Carmen Laforet, “Usos amorosos de la postguerra española“(1953) de Carmen Martín Gaite o “Luciérnagas” (1955) de Ana María Matute, por poner tres ejemplos ampliamente estudiados en las páginas de este libro, marcaron un hito, pues muchas mujeres se vieron retratadas en las páginas de aquellas novelas (153). A la vez las propias novelas aludidas marcaron estilo de vida, como las películas que se veían en los cines, o a partir de los años sesenta, en los programas que todos veían en las mismas cadenas de la televisión oficial. Por ejemplo, cuando Carmen Laforet habla de la libertad de las mujeres: “necesitamos que nos dejen libres como el aire. Una mujer encerrada es una mujer dañina” (115).

Es interesante que la autora refleje las conversiones al cristianismo de mujeres de aquella época (111, 113), pues realmente se produjeron y formaron parte de la historia real de un país donde la gente trabajaba, se planteaba los grandes temas y había esfuerzo por pensar y construir un país desde la destrucción de la guerra en caridad con los desfavorecidos y porque Dios estaba más presente (239) en la vida cultural y social que ahora: “había principios que aún contaban (332)

Es evidente que lo que era escaso al final de la guerra civil es, desde los años cincuenta, ya habitual que la mujer que lo desee vaya a la universidad y que parezca correcto y aceptado socialmente, enriquecedor. Aunque todavía no se haya producido el cambio de paradigma de que “no han nacido para casarse” (135, 274, 306). Será en los años sesenta cuando se cuestione llegar virgen al matrimonio, tener dos hijos, liberarse de la vigilancia de los padres y hermanos, escoger su vida, su modelo de vida, etc.

José Carlos Martín de la Hoz

Inmaculada de la Fuente, Mujeres de la posguerra, ed. Silex, Madrid 2017, 575 pp.