Purificación de la memoria

 

El papa Francisco, en su encíclica Fratelli tutti, señala la necesidad de establecer la paz entre personas y países históricamente enfrentados a través del reconocimiento de las culpas y el perdón mutuo. Es lo que el pontífice denomina purificación de la memoria, del relato o reconciliación con su historia. En esta línea, la revista Omnes de marzo de 2024 incorpora un dossier acerca del perdón y la reconciliación.

Con motivo del Jubileo celebrado por la Iglesia en el año 2000, la Comisión Teológica Internacional publicó un documento titulado Perdón y Reconciliación, en el que definía la purificación de la memoria como "Proceso dirigido a liberar la conciencia personal y común de todas las formas de resentimiento o de violencia, que la herencia de las culpas del pasado pueda habernos dejado". Se trataría de hechos, posiblemente antiguos, que puedan pesar sobre el ánimo de los hombres y los grupos humanos robándoles la paz y enfrentándolos.

En la encíclica, el papa afirma como "solo desde la verdad histórica de los hechos podrán hacer el esfuerzo largo y perseverante para comprenderse mutuamente e intentar una nueva síntesis [histórica] por el bien de todos" (F.T. nº 226). El analista Andrea Gagliarducci abunda en que "no hay justicia sin verdad" (Omnes, pág.13) y recuerda las comisiones de Verdad y Reconciliación y Justicia y Reconciliación que han funcionado en algunos paises de América latina, dirigidas a acreditar hechos, repartir culpas, y favorecer la reconciliación y la paz.

Todo relato acerca de un conflicto admite más de un punto de vista; ambas partes asegurarán que les asiste la razón, se considerarán víctimas -por increible que esto resulte- y señalarán al otro como agresor. Basta recordar como Putin ha emprendido su guerra contra Ucrania pretextando la desnacificación del país y la defensa de los rusoparlantes; los nazis hace mucho que abandonaron Ucrania y los rusoparlantes, en medio de una guerra, lo estarán pasando tan mal como los demás.

Dicho lo anterior, podríamos preguntarnos, si se discute -por ejemplo- sobre el descubrimiento de América, qué inconveniente habría para que historiadores y sociólogos de ambas partes del Atlántico, descendientes de los indígenas y los colonizadores, se reunieran para estudiar las luces y las sombras del proceso de colonización. No se intentaría -al menos en principio- llegar a acuerdos, ya que ambas partes se apresurarían a poner sus razones encima de la mesa, se trataría de aceptar que, por encima del orgullo, los intereses o las ideologías, está la verdad, y que es posible encararla.

En Fratelli tutti el pontífice dedica un capítulo a tratar sobre la reconciliación, escribe: "En muchos lugares del mundo hacen falta caminos de paz que lleven a cicatrizar las heridas, (...) procesos de sanación y de reencuentro" (F.T. nº 225); "Los que han estado duramente enfrentados conversan sobre la verdad clara y desnuda, (...) capaces de asumir el pasado para liberar el futuro de las propias insatisfacciones" (F.T. nº 226). En el caso de las crisis recurrentes el olvido tampoco es solución, y en España las crisis más recurrentes son que las que se producen entre el Estado y los antiguos reinos medievales que en su día se integraron en la Corona, especialmente con Cataluña.

Cuentan como en una ocasión, dos reyes se encontraban en guerra y que en vispera de la batalla uno de ellos -caballero al fin- envió al otro una invitación para comer, pero éste la rechazó: "No sea que despierte en mí simpatía hacia usted y no sea capaz mañana de enfrentarle a muerte". Es posible que esa sea la causa por la que determinados grupos humanos se muestran incapaces de discutir personalmente sus diferencias: 'No sea que se despierte en mí simpatía hacia usted y llegue a comprender sus razones'.

Juan Ignacio Encabo Balbín

Varios autores, Revista Omnes, marzo 2024
Francisco, papa, Fratelli tutti, 19 de marzo de 2016