Reflexión y espontaneidad

 

El siempre recordado filósofo alemán Robert Spaemann (1927-2018), guarda entre su inmensa obra escrita, una joya de la historia del pensamiento que es su tratado sobre el concepto de “Amor puro” o “Amor de Dios” en el inolvidable teólogo François de Fenelón (1651-1715), quien fuera confesor de la Corte de Luis XIV y obispo de Cambrai.

Precisamente, esta Tesis de habilitación redactada y defendida en la Universidad de Münster en 1962 para optar a la cátedra de Filosofía y Pedagogía, constituye una joya de la literatura histórica y está, indudablemente, en la base de muchos de sus posteriores trabajos e investigaciones, pero, especialmente, en los comentarios sapienciales a los Salmos que publicó al final de su vida.

La polémica Bossuet y Fenelón que está en la base de este trabajo se originó en la Corte de Luis XIV, cuando las dos grandes cabezas de la época; Jacques-Bénigne Bossuet, obispo de Meaux y preceptor del delfín y François de Fenelón arzobispo de Cambrai y preceptor del duque de Borgoña, debatieron intensamente acerca del amor de Dios y su recepción en la criatura humana: “A juicio del primero, la idea de un amor puro, completamente desinteresado y, por consiguiente, no anclado en el interés por la propia felicidad, sería insostenible por antinatural. En opinión del segundo, pretender fundar el amor de Dios en el anhelo natural de la propia felicidad sería contrario a lo que la fe cristiana enseña” (15).

Como expondrá maravillosamente Spaemann detrás de esta polémica hay un giro o un nuevo paradigma de la causa final y de la teleología que quedan invertidas. En efecto se produce la transformación cartesiana de la búsqueda de la verdad por la de la certeza; en el planteamiento de Lutero se cambia la pregunta por la salvación, por el interrogante de la certeza de la salvación; para Hobbes cambiaría el fin de la comunidad política del bien común trascendente a la autoconservación de la sociedad (16-17).  Spaemaan lo soluciona de una manera sencilla, da la razón profunda a Fenelón y recuerda el texto de Santo Tomás: “Aquello cuyo ser pertenece por naturaleza a otro, está inclinado principalmente y en mayor medida a aquél que a sí mismo” (Suma, I, q.60, a.5).

Asimismo, nos adentrará con esta disputa en la gran cuestión de la teología moral del siglo XVII. En cualquier caso, es importante recordar con nuestro guía Spaemann que Fenelón es un teólogo radical y en todo o que escribe y habla, pues esencialmente buscaba en su oración una visión contemplativa, que podría ser deudora de la de la mística castellana del XVI en torno al abandono. Por parte de Bossuet se produce un ensalzamiento de la mística, dotado de un carácter infuso y milagroso por parte de Dios en determinadas almas, en este sentido “se refirió a Fenelón en términos de «profanación»” (44). Precisamente, Fenelón se defendía diciendo de los ataques de Bossuet: “la amenaza del descrédito se cernía sobre la gran tradición mística, perteneciente a la Iglesia desde tiempos inmemoriales, y sobre la doctrina clásica del amor de Dios como amor filial y amor de amistad” (48).

José Carlos Martín de la Hoz

Robert Spaemann, Reflexión y espontaneidad: estudios sobre Fenelón, ediciones Eunsa, Pamplona 2021, 453 pp.