El paseo del Pintor Rosales, junto al parque del Oeste, se ubica en una de las mejores zonas de Madrid, pero es probable que bastantes personas, madrileñas o no, desconozcan quién era ese pintor que le da nombre. Con motivo del ciento cincuenta aniversario de su fallecimiento, en dos salas del Museo del Prado, se han reunido las obras de Rosales que pertenecen a la citada pinacoteca. La exposición se ha inaugurado a principios de este mes de julio y permanecerá hasta los primeros días de enero del año que viene. Eduardo Rosales Gallinas, uno de los pintores españoles más importantes del siglo XIX, nace en Madrid, el 4 de noviembre de 1836, su padre era un modesto funcionario. En la Escuela madrileña de Bellas Artes de San Fernando, es alumno de Federico Madrazo. En 1857, viaja a Roma por su cuenta y con pocos recursos, allí se reúne con otros pintores españoles como Fortuny, Casado del Alisal... En 1868, se casa con su prima Maximina Martínez de Pedrosa, nacen dos hijas, pero solo le sobrevive una, Carlota. En 1869, se instala definitivamente en la capital de España, aunque pasa algunas temporadas en Panticosa y en Murcia para tratar de recuperarse de la tuberculosis que padece. Fallece en Madrid el 13 de septiembre de 1873.

Rosales evoluciona del academicismo purista inicial a un mayor realismo, con influencia de Velázquez, entre otros. Alcanza notable reconocimiento, aunque no exento de polémica, con los cuadros de tema histórico –algunos de gran formato–, como “Doña Isabel la Católica dictando su testamento”, premiado en la Exposición Universal de París en 1867, “La muerte de Lucrecia”, “Presentación de don Juan de Austria al emperador Carlos V en Yuste”, etc. Destaca también por los retratos y paisajes, generalmente de menor tamaño, además de acuarelas y dibujos. En sus últimas obras, la pincelada se hace más suelta y se aproxima al impresionismo.

Esta exposición permite acercarse a la valiosa obra de Eduardo Rosales, a pesar de su temprana muerte. Además, por la zona en la que se ha instalado, se puede comparar con la de otros autores de la época, que figuran en salas contiguas. Algunos, además, como Martín Rico o Raimundo Madrazo eran amigos suyos.

Luis Ramoneda