Símbolos franquistas



El
trabajo de la
Profesora Zira Box, presentado como
Tesis Doctoral en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Complutense
de Madrid, recoge los primeros años de la vida del franquismo. Se trata de una
obra a mitad de camino entre la historia y la sociología. Está
bien realizada. De todas formas conviene matizar algunas cuestiones: recordar
que la Iglesia no participó en la preparación del alzamiento, como afirma la
autora (p.24) y sus alabanzas a Max Weber: "En sus fructíferos trabajos sobre
la sociología de la religión" (p.119).


Desde
la primeras páginas la autora afirma que: "A lo largo de los primeros meses que
siguieron al final de la guerra, el franquismo emprendería -en pleno proceso de
fundación y asentamiento en el poder y de forma similar a otros tantos
regímenes políticos modernos- el afianzamiento y la institucionalización de su
particular universo simbólico sobre el país cuya construcción se había iniciado
ya durante los años previos de la guerra" (p.53). Y más adelante señala:
"Durante la guerra y la inmediata posguerra, la política se volvió gestual,
dejándose empapar de una buena dosis de simbolismo y propaganda estética
propios de regímenes dictatoriales" (p.317). Los temas fueron: himno, bandera,
escudo, saludos, sellos, monedas, calles, nombres de los estamentos oficiales,
etc.


El
presupuesto de partida del franquismo está también claramente marcado: "la
victoria en la guerra civil a través del cual el nuevo régimen accedía al poder
no era un hecho militar fortuito: era la redención de la patria, que tras
tantos años de decadencia y peligro mortal, resurgía de nuevo gracias al
sistema político franquista" (p.53).


Seguidamente,
caracterizará los grandes grupos que se integraron en el llamado Movimiento
nacional desde el 19 de abril de 1937: el proyecto monárquico y carlista
(85-86) y la Falange, con su perenne lema: Victoria y Revolución (p.92).


Como
señala la autora la unidad del movimiento fue bastante precaria: "Esa aparente
unidad perfectamente jerarquizada y estructurada se puso de manifiesto en las
celebraciones oficiales de la victoria, unas celebraciones que, articuladas a
modo de gran secuencia ritual, sumieron al país durante todo un mes en desfiles
militares, exaltaciones del caudillo y ceremonias litúrgicas" (p.93). De hecho
se pretendió su celebración anual: "Una vez, por tanto, impuesta ésta a
contracorriente de todas las fuerzas políticas implicadas en la forzada fusión,
se trataba de exaltar ritualmente la fallida unidad del régimen" (p.258). La
realidad fue que, con la fusión de las diversas fuerzas políticas, Franco fue
desactivando a todos (p.115).


La
autora va desgranando a lo largo del trabajo las tensiones internas del
régimen: "el control conmemorativo y ritual que ejercían los falangistas iba,
siempre que hicieron estratégicas concesiones a la retórica católica y
tradicional, mucho más allá de las cuotas toleradas por sus adversarios
ideológicos" (p.150). En cualquier
caso, con la caída de Serrano Suñer: "Su sustituto, el general Gómez Jordana,
vinculado con la derecha conservadora y monárquica, imprimiría en el Ministerio
rumbos nuevos acordes con la progresiva desfascistización
del régimen emprendida a partir de 1941-42 y su viraje hacia los presupuestos
ideológicos propios de los sectores católicos y tradicionalistas de la
dictadura" (p.256).


José Carlos Martín de la Hoz


 


Zira BOX, España,
año cero. La construcción simbólica del franquismo,
ed. Alianza editorial,
Madrid 2010, 391 pp.