Jean-Baptiste Fressoz (1977) historiador, profesor y académico francés, especialista en historia de la ciencia, ha redactado un magnífico y documentado trabajo sobre la historia de la energía (16).
Este libro, tanto por su tamaño como por su estilo sugerente de alta divulgación, merecería ser puesto como libro de texto obligatorio en todos los colegios y universidades del país para desenmascarar a nuestros políticos y a los dueños de las multinacionales de la energía, pues llevan siglos engañando a todos los ciudadanos acerca de lo que denominan “la transición energética”, “las energías renovables” y otros detalles como el cambio del motor “diesel” por el de gasolina y, más recientemente, del coche con motor de gasolina al coche híbrido.
Precisamente, la revista “The Economist” calificaba este trabajo como “Necesario, revelador y asombroso”, simplemente por demostrar con datos, cifras y estadísticas, cómo las energías se han superpuesto a lo largo de la historia, han convivido pacíficamente entre ellas, con subidas y bajadas y han terminado por potenciarse habitualmente unas a otras.
Verdaderamente, es revelador que la energía que más consumimos sea sencillamente el carbón y la madera, y a una larga distancia por detrás, el petróleo y la electricidad y, finalmente, las renovables y, por supuesto la energía nuclear, denostada por los franceses cara al exterior para ser ellos los máximos consumidores de la misma en su interior.
Llegado al final del trabajo, lo que más impresiona del mismo es la sólida y extensa documentación recogida, procesada y aportada que, como es lógico, es fruto de años de tenaz investigación en los archivos estatales pero sobre todo, de las grandes multinacionales que conservan datos de producción de varios siglos atrás, pues se han ido comprando unas a otras desde que fueron consiguiendo la libertad de los Estados que las controlaban para engañar a los consumidores, siempre con la misma patraña: la transición energética.
Precisamente el carbón fue ayudado por el petróleo (122) para continuar su extracción en el mundo y en diversos lugares, al igual que la industria papelera sustituyó a otros usos de la madera y se apoyó en el carbón para producir más papel y más barato. En definitiva, la conclusión de este trabajo es que “las energías primarias tienden a sumarse” (28).
La otra gran lección es que la energía hidroeléctrica y será siempre la más limpia de todas, y por supuesto inagotable pues, aunque puntualmente pueda faltar agua en algún lugar del planeta el agua es sobreabundante en el planeta excepto en pocos desiertos (61).
José Carlos Martín de la Hoz
Jean-Baptiste Fressoz, Sin transición. Una nueva historia de la energía, Arpa, Barcelona, 29025, 360 pp.