Teología de la buena

 

En muchas ocasiones san Josemaría Escrivá de Balaguer, Fundador del Opus Dei, había dejado claro en su predicación que, con la irrupción de Cristo en la historia mediante el misterio de la Encarnación del Hijo de Dios, comenzaba el camino hacia la Redención del género humano y de la recreación.

En ese sentido, esos hechos salvíficos tienen mucho que ver la historia del espíritu del Opus Dei, pues al proclamar la santidad en medio del mundo se está hablando asimismo de santificar el propio mundo, "una realidad vieja como el Evangelio y como el Evangelio nueva", pues se trataba, en definitiva, de "devolver al mundo su noble y original sentido".

Efectivamente, con las vidas santas de tantos hombres y mujeres de toda clase y condición que se esfuerzan en santificar el mundo desde dentro, santificarse ellos mismos y ayudar a santificarse a los demás, se está haciendo teología y de la buena, pues se está iluminando del mundo desde dentro.

Verdaderamente, el profesor Antonio Aranda, Ordinario Emérito de Teología Dogmática de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz de Roma, al redactar su último trabajo y realiza una profunda investigación sobre "El hecho teológico y pastoral del Opus Dei en sus fuentes fundacionales", ha logrado ofrecernos una investigación teológica, y de la buena, de la que nosotros podemos seguir profundizando, pues es un punto de partida y no de llegada.

Desde las primeras páginas de esta magnífico indagación, el autor busca la complicidad con el lector, y animarle a meditar, a meter la cabeza y el corazón, para recorrer juntos los textos fundacionales de San Josemaría: Apuntes íntimos, Instrucciones, Cartas, Camino, Surco, Forja, Santo Rosario, Conversaciones, Es Cristo que pasa, Amigos de Dios, Apuntes íntimos, de san Josemaría.

En el acompañamiento, participamos del descubrimiento en los hechos, en el mundo real, en el tiempo y en la historia (teología de la historia) de nuevas y sorprendentes luces, nuevos mediterráneos, hasta que el autor acaba por dejarnos a solas con Dios, para alabarle y agradecerle la belleza del espíritu del Opus Dei.

Como todas las obras divinas, es decir los dones de Dios a los hombres, son gracias que se "adaptan como guante a la mano" y, no solo llevan a la salvación, sino que abren un sentido de la propia existencia humana, un sentido pleno y colmado que llena la  propia vida y la hace santa.

En definitiva, san Josemaría afirmaba la continuidad del Espíritu Santo: "No hay que olvidar que, en general, el Espíritu Santo Vivificador no procede a saltos en el desarrollo histórico de la Iglesia. Y así, cada fenómeno nuevo que Él suscita tiene cierta continuidad con otros movimientos precedentemente promovidos por Dios; son eslabones de la misma cadena" (carta 19. III. 1954, n. 36).

José Carlos Martín de la Hoz

Antonio Aranda, El hecho teológico y pastoral del Opus Dei. Una indagación en las fuentes fundacionales, ediciones Eunsa, Pamplona 2020, 369 pp.